El never walk alone de hoy en la previa del partido entre el Liverpool i el Villarreal, ha sido impresionante, especial, aparte de la trascendencia del encuentro, se celebraba la resolución favorable de la Justicia a favor de los 96 de Hillsborough, 27 años después de la tragedia..... Esta es la historia de los hechos.....

La mayor tragedia de la historia del fútbol británico ha provocado la deliberación más larga de un jurado en Inglaterra, más de dos años. Pocas veces se ha visto tanta emoción en un juzgado como cuando ayer comunicaron su veredicto. Veintisiete años después de la avalancha del estadio de Hillsborough, donde murieron asfixiados por aplastamiento 96 hinchas del Liverpool y resultaron heridos 766, la justicia limpia por fin el buen nombre de aquellos aficionados. La conclusión es que fueron víctimas de un crimen, un homicidio provocado por terribles fallos policiales y de los servicios de asistencia. «Gracias al coraje de los familiares se ha por fin justicia y se debería haber hecho hace tiempo», comentó David Cameron en el epílogo de un drama que mostró la peor cara del país y sigue clavado en su conciencia colectiva.

Al escuchar el veredicto, hubo lágrimas y abrazos de allegados de las víctimas y de sus abogados. «Dios bendiga al jurado», gritó una mujer. También lloraba Andy Burnham, importante dirigente laborista que nunca dejó que la causa decayese políticamente. Se agitaban bufandas rojas con el lema «justicia» y a las puertas de la audiencia de la pequeña ciudad de Warrington, a una veintena de kilómetros de Liverpool y Manchester, la gente que se arremolinaba en la calle comenzó a entonar espontáneamente el «Nunca caminarás solo». El himno de los Reds pocas veces sonó tan solemne y sobrecogedor.

En 2012, el Tribunal Supremo ya había anulado la conclusión de que las muertes fueron «accidentales» y se ordenó una nueva investigación. Pero hasta ayer, la memoria de los 96 de Hillsborough, de los que 37 eran adolescentes, continuaba agraviada por la versión policial, que venía a culpar a los aficionados del Liverpool por llegar tarde, cargados de alcohol y muchos de ellos sin entrada.

El jurado, formado por nueve mujeres y tres hombres, le ha dado la vuelta a la historia, al establecer que el jefe del dispositivo de seguridad, el superintendente David Duckenfield, un duro policía de vieja escuela, fue el responsable último por «grave negligencia». Ahora se abre la vía para que se le acuse de homicidio.

El túnel, una ratonera

Duckenfield, por entonces jefe policial de South Yorkshire, reconoció en la vista que carecía de conocimientos para controlar aquella semifinal de Copa, que el sábado 15 de abril de 1989, a las tres de la tarde, reunió a 54.000 espectadores en el estadio de Sheffield. También confesó que mintió en las primeras investigaciones, cuando acusó a los seguidores de los Reds de entrar sin permiso por una puerta de evacuación. La verdad es que fue él quien ordenó abrirla para aliviar el atasco frente al estadio. Su nefasta decisión condujo a 2.000 aficionados a la ratonera de un túnel. Sin salida posible, entraron a presión a la grada y causaron la tragedia, al verse parte del público aplastado contra las vallas que separaban el graderío de la cancha. En lugar de permitir que las personas que se estaban asfixiando por compresión pudiesen saltar al campo, la primera reacción policial fue justo la contraria, impedir que irrumpiesen en el césped, pues creían estar ante un episodio más de hooliganismo, endémico en aquellos años.

También se demoró la llegada de 44 ambulancias. El trato a los familiares de las víctimas en el gimnasio del estadio, donde se hicieron las primeras identificaciones, fue de una frialdad inhumana. En todo momento, los hinchas muertos fueron vistos como sospechosos de haber provocado su horrorosa agonía.

La tragedia de Hillsborough provocó que el Gobierno de Thatcher sacase adelante la Ley de Espectadores del Fútbol, un éxito, pues a la larga erradicó el hooliganismo. También se prohibieron los graderíos de pie y se mejoraron los estadios. Hoy un partido de la Premier es casi como una función de teatro, pacífico y familiar. Pero en los ochenta el fútbol inglés era la vergüenza del mundo. Cuatro años antes de Hillsboroguh, hinchas del Liverpool habían participado en la tragedia de Heysel de Bruselas, otra avalancha, con 39 aficionados muertos, casi todos hinchas de la Juventus. También en 1985 murieron 56 espectadores en el incendio del Valley Parade de Bradford.

Ayuda económica de Rafa Benítez

Entre los que celebraron el veredicto de ayer figura el técnico español Rafael Benítez, hoy en el Newcastle tras su fracaso en el Madrid, pero que dirigió al Liverpool entre 2004 y 2010. Cuando se marchó de Anfield, Benítez donó 124.000 euros para la causa de los familiares de las víctimas y en un oficio de aniversario se emocionó hasta las lágrimas. «Tras tantos años de lucha porque se haga justicia estoy muy contento con este veredicto», valoró en un comunicado, donde elogió «la lucha por la dignidad» de los seres queridos de los muertos.

La afición del Liverpool nunca ha olvidado a los 96. La tragedia tuvo una amarga resaca para muchos de los atrapados en aquella montonera: tres suicidios, alcoholismo y drogas, tratamientos psiquiátricos, matrimonios rotos… Un monumento los evoca para siempre con todos los nombres inscritos en una placa en los muros de Anfield. Nunca faltan flores frescas. Enfrente, un local de la asociación de víctimas se convierte en tienda de recuerdos en cada partido para recaudar fondos para la causa legal.

El jurado ha concluido que la policía se equivocó al abrir las puertas de evacuación del estadio y convertirlas en pasos francos para entrar. El recinto presentaba defectos de construcción y errores en sus certificados de seguridad, que contribuyeron al desastre. La policía se demoró más de lo debido en dar la voz de alarma ante lo que estaba ocurriendo y la respuesta de emergencia consiguiente llegó muy tarde. También fallaron las directivas de los clubes, al no retrasar el comienzo del partido cuando los seguidores del Liverpool se agolpaban todavía fuera para entrar tras el pitido inicial.



Liverpool y Notthingham Forest disputaron la semifinal de Copa de Inglaterra (FA) en la cancha neutral de Sheffield, en el centro del Norte de Inglaterra. Todo se hizo tan mal que siendo los 24.256 seguidores reds bastantes más que los del Forest, se les otorgó una porción menor de graderío. Margaret Aspinall, que perdió allí a su hijo de 18 años y que desde entonces no ha parado de buscar justicia, se mostraba por fin satisfecha al salir del juzgado de Warrington tras dos décadas largas de batalla: «Hemos cambiado la historia. Este es el legado que les dejamos a los 96». ABC.ES