La percepción del tiempo, la ubicación del espacio tiempo de los lugares, siempre me ha costado mucho de asumir. No es tan simple como pueda parecer a simple vista, pués la visualización real del paisaje confunde a veces el cerebro con los recuerdos del mismo en otros instantes. Reflexionaba hace tiempo sobre esto, cuando aún trabajaba en la harinera y me pasaba el día al volante: 

 "Cierto es que tengo, grandes dificultades en ubicar el espacio tiempo de mi entorno, quizás debido a que no paro, arriba y abajo con el coche casi todos los días del año. Un día cuando salgo a las cinco de la mañana saludo a alguno de los vecinos que me encuentro o a un conocido tomando café, me voy a Andorra y al atardecer -cuando llego - me los vuelvo a encontrar y aquí ya no lo tengo nada claro, Si primero estaba y luego no, he vuelto, y mientras tanto si yo no estaba, todo ello es, existe, continúa, ¿no será todo virtual?. no será que nada de esto existe que todo ello sólo es un espejismo que no sé para que carajo sirve. "
Y es que el asunto es complejo a medida que vamos reflexionando:
  Los pueblos, cuando nosotros no estamos, existen? o como la cónsola les ponen cuando volvemos después de mucho tiempo. Y los recuerdos? son sólo recuerdos o son realidades paralelas.

Atravieso la plaza Enrique Granados y puedo escuchar a Graells explicando los chistes que llevaba apuntados en una libreta cuando teníamos doce años e íbamos a la Academia del Sr. Caldas.

En la plaza Marcet, puedo ver todavía el antiguo edificio de la Casa de la Caridad, con sor Teresa y sor Pilar, las monjas Paulas que con sus alerones tanto me fascinaban de pequeño.

Puedo recrear la máquina de batir el trigo cuando venía de Moia y los niños la íbamos a esperar a medio camino desde L'Estany, y puedo recrear a los hombres haciendo los pajares, sentir el olor de la paja y ver la imagen de aquellos hombres con sombrero, gafas y pañuelo tapándose la nariz y la boca, mientras evoco al Basta que bajaba durmiendo encima del carro y la mula que lo llevaba cada mañana de San Llorenç a Sabadell. Puedo recrear el Sánchez en ir al fútbol en la vieja Cruz Alta, y sus caramelos, el regaliz, y el olor de tabaco en el campo.

Puedo recrear perfectamente el día que nació mi primera hija y sus hermanas también, y aquel sábado en que enseñé a mi padre Paris.

Y no son sólo recuerdos, sería demasiado fácil verlo de esta manera; estas situaciones, simplemente aún están, pero en un estado temporal diferente, sólo hay que estar atento y receptivo para verlo en la reconstrucción mental que se recrea. Pasado, presente, futuro, son conceptos muy relativos; Este texto una vez escrito anteayer, ya no es presente, es pasado, pero también es futuro pues publicará hoy domingo a las 8:30. Y el presente? supongo que entre el momento de escribirlo, ha estado en un futuro programado, pero a las 08:31 de este domingo será ya pasado, si es que no vivimos en un presente inmediato permanente.