En Huelva, con una cuarta parte de los trabajadores en paro, sólo se inscriben 1.000 personas para 23.000 vacantes en la campaña de la fresa.
La oferta de 23.000 plazas del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) para reclutar mano de obra para la recogida de la fresa en Huelva ha sido respondida por 970 personas, lo que supone que sólo el 4,2% de los desempleados inscritos se han interesado por la misma.
Así lo han indicado a la Agencia Efe fuentes sindicales, que han precisado que, a pesar del alto nivel de paro en la zona, la respuesta ha sido escasa; algo que ha sucedido otros años, incluso teniendo en cuenta que la campaña supone la mayor oferta de empleo del año en varias comarcas de la provincia onubense. Este año el SAE ha ofertado más del doble que en 2018, cuando fueron 11.000, pero tal y como sucedió el año pasado, la oferta de personas interesadas no ha llegado al millar.
Las fuentes han lamentado una respuesta tan escasa en una provincia que roza el 25% de desempleo, lo que hará que, de nuevo, haya que recurrir a un alto porcentaje de mano de obra inmigrante para curar la demanda, ya que se calcula que, en total, contando con las empresas que ya tienen su mano de obra contratada, pueden trabajar unas 100.000 personas en estas labores.
Para cubrir todos los huecos, las distintas asociaciones y organizaciones agrarias se han desplazado a Marruecos, para ultimar la selección de 7.500 temporeras, coordinada por técnicos de Freshuelva, UPA, Asaja y COAG. Pese a que el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social ha autorizado para esta campaña la contratación de 19.179 trabajadoras en origen en este país, la selección sólo ha sido de 7.500, ya que el resto, unas 11.500, son repetidoras. Las personas seleccionadas se desplazarán a la provincia de Huelva de forma escalonada en tres fases, los días 1 de febrero y 21 de marzo.
A la vista de lo expuesto se entiende que vengan inmigrantes a trabajar en el campo, los desempleados de Huelva y de otros lugares no quieren hacer según que trabajos, seguramente muy mal pagados para ellos y razonablemente pagados para los inmigrantes o marroquíes que los acaban desempeñando.
Que lejos quedan aquellos tiempos en que tantos españoles se iban a Francia a la vendimia, tiempos que me parece hemos olvidado.