La concejalía de Derechos Civiles del Ayuntamiento de Barcelona, en manos del ecosocialista Joaquim Mestre, dio ayer por hecho que el monumento al colectivo LGBT (que agrupa lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y políticos sin trabajo del naufragio del tripartito) para recordar la feroz represión y persecución a que fueron sometidos en épocas pasadas, y aunque próximas, se erigía, nada menos, que a pocos metros de la fachada de la Pasión de la recién consagrada (hace menos de dos meses ) basílica de la Sagrada Familia. La idea indignó a sus socios del PSC. Fue tildada de despropósito por uno de los miembros más altos del gobierno municipal, y acogida con incredulidad por el mismo alcalde (que ya es decir), según señalaron fuentes de la alcaldía.

Las primeras críticas a la que en aquel momento parecía una decisión del ayuntamiento y no sólo una propuesta fueron las de Alberto Fernández Díaz, del PP, que tildó la operación de provocación. Sus palabras encontraron respuesta en el segundo teniente de alcalde, Ricard Gomà (ICV-EUiA), que afirmó que «no tienen lugar ni sentido» las críticas del PP a la colocación de un monumento y acusó Fernández Díaz de acercarse a postulados más cercanos a «doctrinas del siglo XIX que a éticas del siglo XX». Y por si fuera poco, recalcó que la voluntad del ayuntamiento de colocar el monumento en esta ubicación era «firme». El grupo municipal de CiU en Barcelona pidió al alcalde que tuviera «sentido común» en el momento de escoger la ubicación del monumento.

Ya la tenemos armada y todos a pelearse a favor o en contra del monumento a lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y políticos sin trabajo del naufragio del tripartito. De hecho, lo más razonable sería poner el monolito dentro de la Sagrada Familia que tiene el tejado muy alto y no se mojaría en caso de lluvia, que esto desgasta mucho los monolitos. Que más bonito que el humilde templo expiatorio de Gaudí acogiera o acogiese el monolito dedicado a lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y políticos sin trabajo del naufragio del tripartito. Estoy seguro de que los japoneses que son sensibles a este tipo de actos les encantaría, e incluso el Papa con su humildad y bondad lo aprobaría. El único que estaría en desacuerdo sería el Albertito pero los mindundis idiotas y fuera de lugar y tiempo, es el único derecho que tienen, el del pataleo, aunque no les hagan caso ni los suyos.