EL HOMBRE DIBUJADO DE LA CARRETERA DE POLINYÀ


Los que seáis de Sabadell le podréis ver cada día (sábado incluido) en el cruce de la calle de Vilarrúbies con la Gran vía, al principio de lo que es la carretera de Polinyà. Viene cada mañana a pie del Raval de Ca n'Amalia hasta el semáforo donde pide dinero. No abre boca, el andar pausado con la mano izquierda permanentemente dispuesta a recibir dinero como un cajero automático, la mirada perdida y el cabello lacio largo le harán inconfundible a vuestros ojos. Parece un zombie, un no vivo, o un no muerto, un residuo humano, o el hombre dibujado.

Pensaba hoy que le he visto, en que quizás podría hablar con él y que me contase - si quería - su vida, hacerle alguna fotografía para que le pudierais ver y entender lo que intento explicar de él. Quizás cambiaré de opinión, pero de momento he decidido no importunarle, en primer lugar para no difundir su deteriorada imagen física y mucho me temo si hablara con él, la todavía más deteriorada imagen psíquica. Las dos cosas por puro respeto por lo que seguramente había sido y hoy en día ya no es.

Es posible que un día viniendo al amanecer del arrabal de n'Amàlia hacia la calle de Vilarrúbíes, a medio puente de la Salud, si tiene fuerzas para trepar acabe en un instante con la agonía de lo que ya no es un ser en vida, sino un muerto viviente. Si lo hiciera, me sentiría incapaz de reprochárselo. Quizá por eso no quiero hablar con él, sería lo primero que le sugeriría, y tampoco se trata de eso. Él es el dueño y el estibador de su precaria vida.

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