Hay noticias curiosas, que llaman la atención, quizá porque las diferencias entre sociedades son más de las que parecen, sobre todo en la cultura de la muerte. Lo digo porque los japoneses pueden enviar a sus familiares muertos a pasar la noche en un primer hotel para muertos, situado en el suburbio de Yokohama, en el este del país. El local tiene el mismo aspecto que cualquiera de los pequeños alojamientos de la ciudad, con la diferencia que aquí se alojan exclusivamente difuntos. Por un precio de unos 154 dólares por noche, los familiares pueden dejar los restos de sus seres queridos en alguna de las 18 habitaciones con refrigeración con que cuenta el hotel.
El motivo es que Japón tiene una de las tasas de mortalidad más altas del mundo, y los parientes de los muertos están obligados a esperar el acceso a un horno crematorio como mínimo 4 días, así que prefieren recurrir al servicio de la hostelería en lugar de mantener los cadáveres en su casa. Deduzco no deben haber como tenemos aquí, Tanatorios, aunque aquí se quema o entierra a los muertos de un día para otro.
De la misma manera que lo primero que se pierde al entrar en un hospital, es la dignidad, parece que cuesta mantenerla después de vivo, o sea cuando ya estás muerto. Es igual que dejes dicho oral o por escrito que no quieres ninguna ceremonia, la hacen igual, con cura, media misa (como un rapidito) y alabanza obligada del difunto, visualizado en el tanatorio en la urna para que el personal pueda decir aquello: que bien que ha quedado, parece que esté durmiendo, etc.
Esta estancia en Japón los cadáveres de tres cuatro días noches en un hotel al uso, la encuentro terrible, de una frialdad pavorosa, menos mal que el agnosticismo me deja entender que el muerto ya no está, y que los gusanos han empezado ya a hacer el trabajo sobre sus restos físicos. De todos modos esta estancia en un hotel me parece una falta de respeto hacia el difunto, y además en la habitación no hay tele.
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