¿QUE PODRÍAMOS HACER?



¿Sabéis aquel cuento oriental tan bonito, que nos habla de un mandarín (chino, claro), que una noche soñó que era una mariposa y al día siguiente, al despertarse, no sabía si era un mandarín o una mariposa?

Pues eso no es nada: a finales del año pasado, conocí a un comerciante del Port de la Selva que soñó que era una rana y, al levantarse, comprobó que era realmente una rana. Su señora, estremecida, lo sacó de la cama a golpes de escoba y de poco que no lo desgracia para siempre. Suerte tuvieron los conocimientos paranormales de un farmacéutico (cuyo nombre me callo a petición del interesado) que con cuatro pases de manos y una bebida logró devolver el comerciante a su forma habitual.

Pero no ha quedado bien: las noches de luna llena, croa. Y su señora, que tiene estudios y es muy moderna, se quiere divorciar. Parece mentira como las historias, al pasar de Oriente a Occidente, pierden cuerpo y poesía.

Un cuento de Pere Calders

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