DOMINGO


Detesto cordialmente los domingos por la tarde, es un lapso de tiempo que se me hace pesado y largo, quizá porque es el espacio de la semana en que más me cuesta soñar. Y es que si no me dedicara a soñar constantemente, a inventar historias inverosímiles y proponerme metas inalcanzables, alejadas de la cruda y aburrida realidad, o me habría vuelto loco o ya habría cortado mi relación con la vida. Que la vida no tenga ningún sentido es quizás la única razón para vivir. Vivir es muy complicado y además no hay manual de instrucciones que te guíe, espero que morir sea más sencillo.

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