HAY QUE MORIR PARA QUE HABLEN BIEN DE UNO


En vida poco se le consideró (salvo los suyos), posiblemente porque la música y las letras que hacía así lo aconsejaban, era un gitano de Badalona, de los nuestros, aunque nacido en Mataró, y dicen inventó la rumba catalana, cuando todo el mundo sabe que fue el Pescadilla. Poco más habría que decir del personaje de Peret que a mí no es que me caiga mal, simplemente no me caía, pero como se ha muerto, ahora todo el mundo habla bien de él y glosa su figura hasta extremos que rozan la cursilería, que es lo que suele ocurrir cuando alguien se muere. No era el rey de nada y tampoco la rumba catalana se ha quedado huérfana, de hecho ya nació así. El Gato era otra cosa, aquí si había sentido y sentimiento, y esta si que fue una muerte sentida.

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