Dejé de creer en Dios cuando mi padre, militar, me abofeteaba por no ir a misa. Quien dice... estas palabras es Ángel Iniesta, el hombre que ha decidido que ya no quiere vivir más pero no sabe cómo hacerlo para terminar su viaje.Me interesa una muerte digna, reclama y tiene razón. Pero no es posible, si para un perro o un gato, pero no para una persona, una persona debe tener una muerte difícil e indigna, así lo ha decidido la santa madre iglesia que es la que manda en estas cuestiones del traspaso a la nada.A gente corriente del periódico, explica Ángel: "el corazón me late lento, se me encharcan los pulmones, las piernas no me responden, me falta visión y no puedo leer libros, que me gustaban más que las mujeres. sé qué me espera,  dice con una enorme lucidez. "Explica Ángel que ha intentado suicidarse dos veces. La primera en abril pasado, en el hospital donde ingresó por una insuficiencia respiratoria: "Las enfermeras se dejaron una caja de Orfidal y la escondí en la mesita de noche. Pedí un vaso de agua y, cuando nadie estaba para mí, me las tomó todas. Estuve 24 horas durmiendo, pero me desperté. Al poco tiempo tomé dos blísters de diazepam y perdí el oremus. Me reanimaron, lo pasé fatal y sentí mucha rabia".... y no logró su propósito.Ángel ante el fallido intento de suicidio intentó sobornar a una cuidadora eventual a quien ofreció cinco mil euros si le conseguía pastillas para irse al otro barrio, pero se ve que esta no quiso saber nada.Dice Ángel que le gustaría morir sabiendo que Cataluña es independiente, lo tiene crudo y no hace falta en este sentido que se dé ninguna prisa. Ahora, si acepta un consejo, que ingrese en Urgencias del Parc Taulí y de allí que intente que lo lleven a la USU, tiene muchas posibilidades de irse legalmente y dignamente al otro barrio.