OSVALDO LAMBORGHINI


El día 18 de Noviembre pasado se cumplieron 30 años de la muerte de un escritor singular, Osvaldo Lamborghini, que murió en Barcelona a los 45 años de edad. Como Roberto Bolaño, Lamborghini escribía con clara vocación de posteridad y su estilo era muy personal, diferente a cualquier otro escritor, Lamborghini presenta una literatura cargada de imágenes de violencia física y corporal, las cuales buscan demostrar las imperfecciones del hombre. Por otra parte, la manera en que expresa su imaginario, la acerca a Roberto Arlt, lo que se evidencia en la utilización de la jerga política y el lunfardo en sus textos. Se constata en el terrible cuento El fiord, o en este fragmentod Sebregondi retrocede...

"Vamos a escribir unas cuantas frases para no entender, siguiendo el hilo, desde el supuesto de entender. Que toda demora se contabilice: ganar el tiempo. Pero la cuestión no es perturbar, ni era, por perturbar mismo. La cuestión es perturbar para la paz. Raje a la sangre: una gran oda a la paz, un gorjeante canto a la paz, pasarla así, un jirón multicolor flameado (goteante) para la paz.
Hoy –por ayer- estoy inspirado.
Hoy por hoy estoy deprimido. Me levanto de un frasco para echarme en otro. O todo, en fin, pasó o va a pasar justo ahora. Preocupado por el problema de la paz Ramón vino a casa esta mañana. Yo no estaba. Ascendió su voz por el portero eléctrico en crujido lamentable. Me arrepollé en el baño entre tantos repollos, le dije que no al espejo. Y sé, sé que estás ahí, gritabaullida tu voz –Ramón- un Porchia de la peor especie. Temblando. Hay que escribir sencillito, despacio. El horno está. La cuchilla. El tin tin para todo gaucho. Anoche tuvimos un lindo: bajo el alero de paja, temblando, aluminados por las lámparas de kerosán. Con los últimos tintineantes compré un porrón de caña, para emborracharme con mi mujer Garba. Garba no estaba, ni siquiera arrepollada en el espejo. Me emborraché, entonces solo, si es que alguna vez yo digo y estoy: entonces y solo. Yo no digo, eso se dice. Así. Es una canción sentimental, deportiva: Porchia va, atájalo. Porchia viene, atájolo. Atájala a La Porchia. Atájolo a Lo Porchia. Va. Viene. Y va. Viene. Porchia a Lo Porchia hasta La Porchia.

Así. ¡Sueño de juventud que muere en tu adiós! y No ha nacido aún y etcétera. ¿Quién puede evitar que se contesten? Y hasta que se arrullen, y hasta. Que. Se tullan mutuamente. En un relámpago violento cuando el campo se acamala y la paz falla. Falla, y como falla: -Vete en paz.
Pepe va a la fábrica. Pepe entiende de modas. Pepe come. Éste es Pepe. Enfréntalo. Éste so y yo. ¿Ah, sí? De un galope tremebundo, obligando a tremolar espejos, se vinieron encima los trostskistas. Hacían pensar en te quiero ver.

Ramón va a la fábrica. Ramón entiende de modas. Ramón come. Éste es Ramón. A ver, enfréntalo. Bueno: - Éste es Pepe.
Como esto es urgente habría que seguir teniéndolo entre manos. Un hombre tiene que pasar sus días, escabullirse lo más que pueda en la tardanza, El mate es verde y con bombilla de plata. Los corazones planchados en oro. Los arreos estrangulamientos. Cinturones, elásticos, rastras, guascas. La incisión está clavada. Pero entonces, eh, sobreviene el porquia desastre. Por ejemplo Porchia se come a Pepe y a Ramón, y va a la fábrica, y se acuesta con Pepe y con Ramón, en sus lugares de trabajo, y entiende de modas –sobre todo de modas- y, entonces, éste es Porchia, ¿a quién le importa? Pero enfréntalo, ¿a quién le importa? Yo no enfrento. Un hombre. Un hombre sí. Un hombre debe pasar sus días, cuanto más en la tardanza.

Ramón, tu voz sube ásperamente por el portero eléctrico y gruñe sé que estás ahí, pero yo no estoy. Me refugio en el baño en el espejo me quedo –esto es un quedo- me quedo encremado entre tantas cremas, Ramón.
Yo sé que estás ahí. Ahora sos vos el que se esconde ¿en el espejo? Ramón. Vas a obligarme a dejar la letra por la navaja. Te voy a cortar. Vas a obligarme. Ponete a lado mío pero no me toques. Estudiemos juntos. ¡Pero si yo no te toco! También eso es "tocar". Ramón. Sé que estás ahí. ¿Quién? ¿Ramón? ¿Cuis? Sin Cruz, igual al Hoyo."

[De "Sebregondi retrocede", publicado en 1973 © herederos de Osvaldo Lamborghini]

El pasado més de febrero le rindieron un homenaje en el MACBA

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