EL NAUFRAGIO DE EUROPA


Deberíamos ser conscientes, que se nos están llenando los parlamentos europeos de neonazis, con clara vocación de nazis, esto ocurre en una UE que dijo nacer para combatir precisamente los estragos de esta ideología que renace a manos de sus dirigentes. En los EE.UU., un perturbado como Donald Trump va directo hacia la Casa Blanca, con lo esto significa, apoyado por votación popular que, como en la Alemania de Hitler escucha lo que quiere escuchar, sacando lo peor de ellos mismos como sociedad. España también lanza los monstruos creados por la sinrazón y la podredumbre ética incrustados en el cuerpo del Estado. La codicia y el despropósito arrastran a miles de migrantes desamparados, hundidos en el barro de una tierra de nadie, que es de todos, mientras sólo unos pocos voluntarios les dan ayuda sin manos ni medios suficientes y a la que se descuiden aún los encarcelan o acusan de colaborar con las mafias, cuando las mafias son ellos, los acusadores. Cada uno de estos temas merece atención informativa preferente pero debemos dedicarnos a la urgencia de las inundaciones que nos cuela la banalidad. Sacando suciedad, se nos va el tiempo y el norte.

Una banda de indigentes mentales puebla el escenario político y mediático. El descaro intelectual dice el sociólogo Ignacio Sánchez-Cuenca. Harto, como dice Rosa María Artal, él y tantos otros, no duda en situar el foco sobre ídolos de pandereta las sentencias una lección en esta sociedad aturdida. Pero basta apagar el ruido y mirar el circo completo de la superficialidad que nos invade: los payasos y equilibristas, la orquesta, las casetas de tiro al blanco, a pelota o dardo, según los gustos. Allí, el personal dispone de muñecos, muñecos, esperpentos, para desahogarse un rato y ganar una piruleta mientras le roban la cartera.

Remueve el estómago escuchar políticos que acusan a otros de sus propios errores, con un descaro que corta el aliento. A vacuos comentaristas empeñados en alimentar la ceremonia de la confusión, con salida a los intereses que representan. Encuestas reiteradamente inverosímiles. El embudo, siempre el embudo, como guía de trato ideológico. Es imposible rebatir o centrar cada estupidez o dardo envenenado lanzado para envolver más la madeja. Identificar los pies que cojean y marcan el paso torcido. Y, mientras tanto, pasa la vida y no dejan de aumentar las graves sombras que se ciernen sobre nosotros. Nació la UE para evitar que nunca más se repitieran hechos como los de la pre-Alemania de Hitler, y volvemos a estar en el mismo sitio, seguimos sin aprender de la historia que se repite, y lo peor, es que como ocurre con los votantes de Donald Trump, a muchos ciudadanos europeos el discurso de la xenofobia, la acción excluyente contra los migrantes, ya les está bien, sus Gobernantes les dicen lo que quieren escuchar.

No sólo naufragan barcas y barquitas en el Mediterráneo, naufraga también la misma indolente e insolidària Europa, que pretende guardar la ropa y resulta que no sabe nadar y que acabará ahogada en sus propios vómitos.

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