La palabra caos proviene del griego kháos y se refiere a lo impredecible. Pero su significado ha ido derivando hacia desorden y confusión. El caos está presente de forma continua en la vida cotidiana. Hay quien lo define como el desorden natural. Hay quien defiende que este desorden nos permite ser más creativos y flexibles. Podríamos decir que el caos nos obliga a reflexionar, a hacer cambios, nos sitúa en estado de ebullición, nos remueve y activa. Mientras que el orden es normativo, forma parte de la normalidad y la corrección, lo da todo por cerrado o acabado, nos relaja y duerme e incluso pin. El caos como inicio de un proceso, el orden como final. 
Lo que ha pasado este fin de semana en el Aeropuerto del Prat con Vueling, no es el caos, es simplemente falta de previsión e ineficiencia, que dicen se empieza a solucionar, pero para muchos viajeros y personal de tierra del aeropuerto realmente ha sido un caos. Como todo, se trata de encontrar el equilibrio.
Y esto nos pasa a la gente por viajar en chanclas a precios tirados. Cuando antes sólo los ricos cogían el avión no había problemas, pero ahora cualquier mindundi coge un avión y cambia el culo de sitio creyéndose un turista, y eso no es gran cosa más que transporte de ganado al por mayor, más o menos ordenado de un lugar a otro, por lo tanto no ha lugar a reclamar, 'agua y ajo'.