EL SUICIDIO DE MATSURI


Esta, es de aquellas noticias que no son portada, ni tienen hastag, para destacar las, y es en cambio una noticia terrible, casi parece que haya sucedido en un mundo distópico, pero es bien real, trágicamente real, y no es la primera vez que suceden hechos como el suicidio de Matsuri, por exceso de trabajo, Karoshi llaman al síndrome que esr  frecuente en Japón, que de momento aquiaún no la sufrimos ...., todo llegará.
EL SUICIDIO DE MATSURI - Matsuri Takahashi se suicidó tras encadenar varias jornadas de 20 horas de trabajo en la agencia de publicidad más grande de Japón. Matsuri Takahashi resistió siete meses a la compañía publicitaria japonesa más grande y la quinta del mundo. La joven de 24 años se lanzó al vacío en el dormitorio de la empresa en diciembre pasado tras haber encadenado jornadas de veinte horas de trabajo y meses superando las cien horas extras. En las redes sociales había advertido que quería morir y que estaba física y mentalmente destrozada. Antes de suicidarse envió un e-mail 'a su madre eximiéndose la de culpa y preguntándose por qué las cosas tenían que ser así.
Matsuri Takahashi
Matsuri es el último caso de 'karoshi' o muerte por trabajo extenuante que cíclicamente sienta en la sociedad japonesa en el diván. Además de los litúrgicos debates y promesas, Matsuri ha provocado ya la dimisión del presidente del gigante publicitario Dentsu. Tadashi Ishii ha comunicado que ofreció sus sinceras disculpas y reconoció que había fracasado a la hora de "proteger del exceso de trabajo a sus jóvenes trabajadores". Matsuri llegaba a menudo a casa a las cinco de la mañana y la compañía falseaba su número de horas extras, según una inspección laboral de septiembre que señaló el exceso de trabajo como la causa inequívoca de su suicidio. La investigación revelaba que una treintena de trabajadores habían sido obligados a superar las cien horas extras mensuales que fija como límite la ley.

El Ministerio de Trabajo demandará a la compañía por la muerte de la mujer al entender que incumplió la normativa laboral y es la responsable legal. La compañía tiene una sólida 'reputación' de exprimir sus trabajadores. La primera víctima oficialmente reconocida de 'karoshi' fue un empleado suyo. Ichiro Oshima, de 24 años, se suicidó en 1991 después de trabajar año y medio sin un día de descanso y durmiendo alrededor de dos horas. La compañía alegó que tenía problemas personales.

Las oficinas de Tokio, Osaka, Kyoto y Nagoya de Dentsu han sido visitadas por funcionarios para buscar evidencias en los últimos meses. La compañía decidió recientemente apagar las luces de su sede tokiota a las diez de la noche tras ser acusada de combatir con insuficiente fuerza el exceso de trabajo.

2.159 SUICIDIOS POR EXCESO DE TRABAJO

Cada año mueren japoneses por apoplejías, ataques de corazón o suicidios relacionados con el trabajo. También abundan el estrés, los desórdenes emocionales y de sueño. El año pasado hubo 2.159 suicidios por exceso de trabajo en Japón, según Tokio. El Consejo Nacional de Defensa de las Víctimas de Karoshi juzga los criterios oficiales de demasiado estrictas y calcula que el número real es diez veces mayor. El fenómeno descansa en las estructuras mentales que permitieron la transición de un país devastado por la segunda guerra mundial en una potencia económica y tecnológica. Los japoneses asimilaron la empresa a una familia que exige fidelidad, devoción y esfuerzos incondicionales.

Un ambicioso estudio gubernamental revelaba este año que una quinta parte de los trabajadores japoneses está en serio riesgo de muerte: son los que llegan a las 80 horas extras mensuales (unas cuatro diarias). El 11,7% de las compañías ha llegado al límite legal del centenar de horas extras. Los sectores más afectados son el tecnológico, el académico y el de transportes.

El primer ministro, Shinzo Abe, ha enfatizado su voluntad de ordenar el mercado laboral japonés y erradicar los abusos. En los últimos meses se han multiplicado las inspecciones y denuncias, pero la sólida cultura de deslomarse para ganar el sol tardará en ser erradicada.



ADRIÁN FONCILLAS
elperiodico.cat

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