Basta de decir tragedia y drama: es un crimen, propiciado por la industria de la guerra y la industria de las fronteras". Así de contundente ha sido el impulsor de la oenegé de auxilio a los refugiados Proactiva Open Arms, Oscar Camps.
Se ha dirigido Camps a los 16.000 participantes en el concierto solidario #volemacollir 'Queremos acoger' calificando el Palau Sant Jordi de "una burbuja". 
"Nosotros venimos de fuera y venimos a hacer una llamada a la conciencia, y a la responsabilidad política, a exigir coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, a asumir cuotas y cumplir derechos", ha proclamado.
Camps ha denunciado la "indignante pasividad de los gobiernos ante lo que ocurre a diario y el flagrante incumplimiento de los tratados internacionales, que no se entiende sin el papel cómplice de algunos medios de comunicación", antes de narrar varias historias sobrecogedoras, como la de una joven que fue esclavizada sexualmente después de llegar a Europa y se rebeló desfigurándose la cara con un tenedor. "No es una inmigrante ilegal, no es una inmigrante económica, no es una terrorista", finalizó, antes de llamar a la participación en la manifestación del próximo sábado. La historia de esta chica es terrible, pero hay muchas más como las de ella. Camps que no es hombre de muchas palabras estuvo duro y convincente, su abnegada tarea en Lesbos lo avala. Personas como él deberían hacer caer cara de vergüenza a los gobernantes que no hacen nada para acabar con este crimen los refugiados sirios y de otros países, aunque como decía Évole les pusieran ayer una tribuna especial para ellos.
Y cerrando, el reencontrado Sisa con su 'Qualsevol nit por sortit el sol', compartiendo sus estrofas, que contienen el eslogan de la campaña, 'Casa nostra, casa vostra' (Nuestra casa, vuestra casa), con voces jóvenes como las de Andrea Motis, Ivette Nadal, Clara Peya... un final fresco, con un toque de fantasía, para una larga noche con peso e intención política.