HABLAR CLARO


"Cuando se ponga de moda el hablar claro", ironizaba con mucha seriedad Antonio Machado en su Juan de Mairena," ¡veremos! Como dicen en Aragón. Veremos lo que pasa cuando lo distinguido, lo correcto, lo verdaderamente habitual sea hacerse comprender por todo el mundo, sin decir demasiadas tonterías. Quizás veremos entonces que son muy pocos en el mundo los que pueden hablar, y menos aún los que consiguen hacerse entender."
Una forma habitual de falsear la realidad es presentarla de forma incomprensible. Quién es demasiado cobarde para mentir abiertamente o le falta de habilidad para hacerlo, se expresa sin claridad, de forma confusa. A menudo se sale con la suya porque muchas personas creen que plantear preguntas equivale a romper con las buenas maneras, que es una falta de educación, ¡vaya!. El miedo a hacer preguntas es el resultado de la domesticación de toda una sociedad no sólo de los medios.
Pero no son sólo las personas las que se expresan con poca claridad para ocultarnos las verdades, también se expresan en términos poco claros las instituciones a la hora de hablar de determinados asuntos. Si la confusión se repite con bastante frecuencia, la mayoría se acostumbra a ella como si fuera transparente, como si fuera verdad. Cuanto menos claro se escriba o se hable tanto más tiempo permanecerá oculta la falsedad del enunciado. Esto es la posvedad, o la institucionalización de la mentira. Y aquí tenemos unos cuantos casos políticamente extremos.

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