En 1939 el puerto de Alicante se encontraba bloqueado por el ejército del general Franco y aviones de la Alemania nazi, lo que convirtió en tarea casi imposible la llegada de los barcos contratados por el gobierno de la Segunda República para evacuar a los miles de refugiados hacinados en el puerto. La amenaza de hundimiento provocó que la gran mayoría de navieras incumpliera los compromisos, ya pagados, y desistiera de acercarse a aguas españolas.
El 'Stanbrook' pudo burlar el bloqueo y rescató cientos de republicanos que intentaban huir en el puerto de Alicante. El barco esperaba cargar naranjas y azafrán, pero, viendo aquella muchedumbre desesperada en el muelle, el capitán desafió la orden del propietario del barco y subió a bordo a todos los que pudo. El Stanbrook partió en busca de un puerto seguro, atestado de gente, lo que provocó una travesía penosa, durante la que en algunos momentos la inclinación del barco de carga hacía temer el naufragio. Nadie les ofreció la posibilidad de atracar, así que vagaron sin rumbo hasta que, por fin, pudieron hacerlo en Orán, desde donde los pasajeros fueron enviados a campos de trabajo en el desierto para construir una línea férrea , en condiciones de esclavitud. En el 80 aniversario de la partida del barco Stanbrook desde el Puerto de Alicante con los últimos 2.600 exiliados de la Guerra Civil española, la Corporación de Alicante ha participado en una ofrenda floral junto al monumento al capitán del barco, Archibald Stanbrook
Por cierto, los Falangistas profanaron el monumento erigido al capitán, unos falangistas que no han olvidado ni olvidaean en su rabia nada disimulada, suerte que cada vez quedan menos, por dos motivos de traspaso: o la palman o se pasan a VOX.
Es oportuno recordar historias como ésta cuando se escuchan discursos xenófobos como el de VOX, el PP o C's sobre la inmigración. Para ponerlos en relieve, las formaciones políticas representadas en el Parlamento de Catalunya, junto con entidades municipales, el Ayuntamiento de Barcelona, las diputaciones, el Síndic de Greuges y cincuenta entidades llegaron a un acuerdo unánime. En el documento, firmado en un acto presidido por Quim Torra, presidente de la Generalitat, se comprometieron a combatir los discursos racistas y el uso del debate sobre la inmigración con fines electoralistas.
Veremos el resultado de lo que no deja de ser un acto de buenas intenciones al que se han sumado precisamente los partidos y entidades que no tienen en su discurso la xenofobia.
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