Hace años, allá por el 2010, se me ocurrió crear un blog en el que sólo se publicaran buenas noticias, duró poco, porqué pocas habían, y la mayoria eran del mundo de los avances en medicina. De vez en cuando aparecen buenas noticias però sólo de vez en cuando, esta de la vanguardia de hoy es una de ellas, porqué además está relacionada con lo único que nos puede salvar en la vida: la música. Porqué fuera de la música, todo, incluso la soledad y el éxtasis, es mentira. Ella és justamente las dos cosas, pero mejoradas. Sólo la música puede crear una complicidad indestructible entre dos seres. Una pasión es perecedera, se degrada como todo aquello que participa de la vida; mientras que la música pertenece a un orden superior a la vida y, por supuesto, a la muerte.
SALVAR EL PIANO DE LOS ABUELOS
"Hubo un momento en que en cada escalera de Barcelona había al menos dos viviendas con piano. Este instrumento romántico y burgués invadió la ciudad en el s. XIX y principios del XX, mientras la industria musical iba construyendo piezas, publicando métodos pedagógicos, editando partituras... La herencia de aquel fenómeno doméstico sigue viva en algunos hogares. Y según el director del Museu de la Música de Barcelona, Jaume Ayats, cada semana se revienta al menos un piano en la ciudad. Piezas que acaso no hace falta jubilar aún, pero que por desuso o por falta de espacio la gente decide donar. ¿Pero cómo? ¿A quién? ¿Quien pagará el traslado? ¿Cómo evitar que acabe desguazado el patrimonio familiar?
Consciente del problema, el Museu de la Música puso en marcha a principios de este año y con el apoyo financiero del Institut de Cultura de Barcelona (ICUB) un programa que pusiera en contacto a donantes particulares con entidades que podrían hacer un uso comunitario de él: centros cívicos, entidades culturales, residencias geriátricas, casals de jóvenes, entidades de atención a discapacitados... Había que dar “un acceso fácil a la música, colectivo y comunitario”, advierte Ayats.
“En el Museu de la Música tenemos 70 pianos de coleccionista, no podemos añadir más. Pero sigue llegando gente con el piano de la familia. No les dan nada si lo venden; al contrario, les cobran por retirarlo. Y mandarlo a desguazar es como enviar un recuerdo personal... Algunos son pianos que pueden hacer un servicio, no están para hacer conciertos pero sí para ensayos de corales, el bar o vestíbulo de un centro cultural, donde todo el mundo pueda sentarse a tocarlo. Sólo tienen que afinarlo cada 4 o 5 meses”.
El proyecto del Museu de la Música Pianos per a tothom es accesible a través de su web y ya ha comenzado a rular: hay siete pianos colocados otros siete esperando a serlo. Y no parece que la cosa vaya a parar. “Podríamos fácilmente llegar a una decena al año”, dice Ayats. “Que no haya ninguna entidad que pueda quejarse de no tener uno. La música es uno de las mejores experiencias vitales y hay que incentivar a la gente para que toque y baile y que no sólo vaya a ver hacerlo”.
Los instrumentos tienen vida y necesitan ser tocados para no morir. No es sentido figurado, los instrumentos de cuerda por ejemplo se prestan a músicos para que se los lleven y ejerciten con ellos para que la pieza se mantenga viva. Un instrumento jamás debería ser considerado como pieza de decoración en una casa.
ResponderEliminarSAludos.