INTERNET PENDE DE UN CABLE


Un día a día normal, aún más en situaciones como la actual pandemia global de coronavirus:

-“¿Has visto mi Whatsapp?”

-“Mejor envíame un e-mail”

-“Toda la información ya está en nuestra web”

-Mira las fotos de su Instagram, ¡qué envidia!”

Y de repente, un día, el silencio. Ni música ni vídeos en streaming. Ni app del banco. Ni mapa online. Ni noticias ni alertas al móvil. Nada.

Porque se habla de la nube, pero para que tu smartphone, ordenador portátil, smartwatch, tableta o cualquier otro dispositivo reciba y emita datos depende de miles y miles de kilómetros de cable de fibra óptica que están bajo tus pies y recorren el mundo en un abrir y cerrar de ojos. Y es que enviamos y recibimos millones de archivos. Fotos, textos o audios. Pero la mayor distancia a la que internet viaja por el aire es hasta la antena de telecomunicaciones más cercana. Y por ello somos vulnerables.

Los puntos más críticos para la nube - Como relatara Marcus Hurst en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, Armenia, con casi tres millones de personas, pasó 12 horas sin conexión en 2011 porque una mujer de 75 años cortó sin querer el cable que le proveía de este servicio en una zona rural de la vecina Georgia. Y al igual que le pasó a Armenia le puede suceder a otros tantos países. Porque la ecuación es bien clara: cuantos más cables, más posibilidades de esquivar el problema –como bien se sabe en la mayoría de los países occidentales. Aunque el problema nunca desaparece del todo y sólo cabe minimizarlo. Los cables de fibra óptica tuvieron, tienen y tendrán puntos vulnerables en los que se sustenta toda la red global.


Como los oleoductos que transportan el crudo que engorda la economía industrial o las autopistas terrestres y marítimas que conectan el comercio mundial, los cables son esos grandes desconocidos que hacen de la red algo real y global. Una infraestructura que es vital para la conexión entre individuos, empresas o países y que, como pasara con las casi olvidadas redes de telégrafos, permiten que la idea de la globalización sea una realidad hasta hacer del siglo XXI un mundo digital –y al algoritmo y el 01 nuestra nueva y voluble religión. Un mundo en el que cortar un simple cable puede dejar sin servicio a millones de personas. Y así, sea por un descuido o sea por una indisimulada jugada en el tablero de la geopolítica y la geoeconomía internacional, la crisis es inevitable y está a la vuelta de la esquina. O al menos eso asegura Pedro Baños, coronel en la reserva del Ejército español, exjefe de contrainteligencia y seguridad del Eurocuerpo y experto en defensa y en terrorismo: “España, depende del día, está entre el 5º y 15º lugar más atacado del mundo. El riesgo es real. Hoy en día la guerra ya se está librando. Entre muchos. También en el ciberespacio, con ataques de hackers o cuando se utiliza la red para difundir propaganda, desinformación, etc. Ya somos víctimas.” - más información... lavanguardia.com

2 comentarios:

  1. Lo que nos lleva a la conclusión de que somos altamente vulnerables y de que todo nuestro pretendido progreso, desarrollo o bienestar tiene unos débiles cimientos de barro.
    Saludos, Francesc.

    ResponderEliminar
  2. Vulnerables y encima controlados, ya nos estan siguiendo los movimientos a traves de nuestros móviles.

    ResponderEliminar