LOS QUE AÚN ESTAMOS VIVOS


Mientras el inefable Salvador Illa sigue rectificando cada día la decisión que tomó el día anterior (a cual más absurda) o a veces la del mismo día, el hombre que sabe poco o tal vez nada de Coronavirus y cómo gestionar la pandemia, se dedica a instruir a los padres sobre cómo deben acompañar a sus hijos en la calle a partir de mañana, cuánto tiempo pueden hacerlo, la distancia máxima que pueden recorrer y cautelas variadas que ya me dirán quién las puede controlar, a menos que pongan una policía detrás de cada padre o madre.

El hecho de que el Sr. Ministro de Sanidad sea un despreocupado y un irresponsable le hace pensar que este será el comportamiento de los padres y madres, como si fueran unos despreocupados y unos irresponsables como él. Al igual que el resto del rebaño de especímenes ciudadanos -incapaces, según él o aquel hombrecito de aspecto descuidado de pelo y cejas imposibles con apellido de tetabrik - ponerse una mascarilla sin un curso de iniciación, en el supuesto de que tengan, claro  porqué todo el tema de mascarillas que no sirven para nada y los tests que no funcionan dan para una novela de terror, o un premio Razzie de cine, a la peor gestión de una pandemia del mundo mundial, de un Ministerio que quizás debería cambiar el nombre y decirse de Insanidad.

Mientras, el ministro de las Hostias interiores pretenden controlar no sólo la información de la prensa, sino nuestros movimientos desde una aplicación del móvil que registraría la proximidad a un afectado o apestado, para impedirle subir al metro, entrar en un bar o acercarse a un estadio. Y todo por el bien de la salud pública - dicen -, eufemismo que ni siquiera esconde el miedo real: desbloquear los centros hospitalarios y evitar así su saturación. Aparte de que no se si se ha dado cuenta el Sr. Marlaska, - que es el que tenía que encontrar la cuenta de Telegram del Tsunami democrático en unas semanas i aún la està buscando -, de que se puede salir a la calle sin móvil. No me extrañaría nada, puestos a reprimir como están esta tropa de inútiles, que dictaran la obligatoriedad de llevar el móvil encima cada vez que se saliera a la calle, ya puestos a recortar derechos y libertades, no les viene de aqui .

Ni los hermanos Marx, por cierto Illa cada vez se parece más a Groucho y su parte contratante de la primera parte, digo, ni los hermanos Marx habrían llevado al absurdo una situación como esta que estamos sufriendo los ciudadanos, atónitos ante de tanta necedad e ineficacia.

A partir del día 9 de Mayo, y lo dejo por escrito, saldré a caminar cada día como lo hacía antes y también con la bici, ya me he cansado de tanta tontería; si sus señorías son unos idiotas y unos incompetentes, yo no tengo la culpa, bastante hago con padecerlos. Ya estoy hasta los cojones de todos ustedes, Señor Illa, hágase y háganos un favor, dimita y confínese en su casa, usted y el del tetrabrik, los que aún estamos vivos os lo agradeceremos.

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