💬Mientras Francia continúa prácticamente cerrada e Italia vuelve al confinamiento severo de los primeros días sin salir de casa en la mayor parte del país y, como mínimo, continuaran confinados hasta después de Pascua. Aquí, mientras tanto, ya nos podemos mover por Catalunya como Pedro por su casa, con unas indicaciones más que confusas, que, en resumen, nos vienen a decir: puede moverse, pero no lo haga; puede ir más allá, pero lo tendrá que justificar y también certificar que viaja con quienes vive, sin tener en cuenta una amplia casuística de los que no viven en casa, sino en el limbo de la no legalidad.
Resumiendo, la gente hace lo que le sale de allí y va a donde le da la gana, que se lo pregunten sino a los de la Val d'Aran. ¿En qué casilla de autorresponsabilidad menciona que sales de la comarca para ir a ver el mar? Pienso en una de las reflexiones del libro que este miércoles citaba, de Salvador Macip: "Por muy bien que lo haga un país, si el de al lado no lo hace acabará pagando la incompetencia de los vecinos". Por cierto, que Macip se ha vacunado ya en Inglaterra y con la vacuna de AstraZeneca, la vacuna que se querían cargar los políticos, no los expertos y que avala la Agencia Europea del medicamento, ¿quizás porqué és muy barata? ¿Quizas porqué es británica?. Habria que recordar que la vacuna de Astrazeneca es la vacuna desarrollada en Oxford y que por cuestiones de logística fabrica Astrazeneca, y se comercializa a precio de coste por un acuerdo con el Gobierno Británico.
Y ahora viene lo peor. En verdad debemos creer que los miles de turistas alemanes que aterrizarán en Mallorca en Semana Santa, seguirán las indicaciones restrictivas, tales como que en casa no podrá entrar nadie que no viva en ella. Ya sé que será un maná caído del cielo para los hoteleros, pero va ser un drama con un incremento una vez más de víctimas e infectados. Y todo para salvar la semana santa, que ni es semana ni es santa. A nuestros Gobernantes les falta valentía para confinarnos comarcalmente de nuevo que es lo que deberían de hacer y la hostelería y restauración tendrán que reinventarse o desaparecer, la pandemia ha traído cambios estructurales en nuestro comportamiento social y como en todo cambio hay negocios que desaparecen y otros que nacen, esto es muy viejo.
Si tenemos en cuenta que esto va para largo y que si no vacunamos a todo el mundo, el tercer incluido, no lograremos solucionarlo, es más corremos el peligro de que enfermedades ya superadas aquí, regresen por esta falta de atención a los más necesitados. Habría que entender el Gobierno y los ciudadanos que esto va en serio y no están los tiempos para cervecitas en bares ni terrazas, ni actos por el estilo, si no puede ser no puede ser, además esta costumbre tan mediterránea que nunca he compartido, es eso, mediterránea, y si queremos salir de la pandemia habrá que empezar a erradicarla - de momento -. Muchos ciudadanos de otros países han sobrevivido a la falta de cervecitas y playita, es cuestión de acostumbrarse, algunos ya lo practicamos hace tiempo y no es el fin del mundo ni motivo alguno de angustia o estrés.
No se en este desastre quien es más culpable, si la sociedad con su inconsciencia o sus gobernantes con su incompetencia, o quizás lo sean ambos. Apañados estamos, - y somos muchos -, los que llevamos un año siguiendo al pie de la letra las recomendaciones del Gobierno y observamos impotentes el naufragio de toda una sociedad.
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