EL INVENTO DEL 12-O

 




Del mismo modo que Estados Unidos y Francia celebran el 4 y el 14 de julio respectivamente como fiestas nacionales, España conmemora el 12 de octubre. Sin embargo, inicialmente se plantearon otras opciones. Según cuentan las crónicas, Colón desembarcó en tierras americanas el 12 de octubre de 1492. Esta es la razón por la que el día de hoy aparece en rojo en el calendario. Es una fecha marcada por la polémica como se puede apreciar cada año, ya que muchas personas no se sienten cómodas conmemorando un hecho que supuso la persecución y aniquilación de civilizaciones milenarias. 

España nunca ha tenido mucha suerte a la hora de escoger sus fiestas nacionales. Hay que tener en cuenta que el 12 de octubre no fue la primera opción. Por ejemplo, después de la ocupación napoleónica de la Península Ibérica, se designó el 2 de mayo. Se quería recordar el levantamiento popular de Madrid contra los franceses en 1808. Inicialmente a todo el mundo le pareció bien, pero cuando Fernando VII vio que los sectores más liberales tenían aquella acción de la ciudadanía como ejemplo de la viva encarnación del espíritu del pueblo en un momento en que la corona les había abandonado, el monarca dejó de promoverla. Tras su muerte, en época de su hija Isabel II, se intentó recuperar pero ya era tarde, porque había quedado reducida a una fiesta madrileña, el gran momento de gloria de la ciudad.

Otra opción que también se planteó durante el siglo XIX fue utilizar el 25 de julio, día de Santiago, patrón de España, porque además permitía ligar el poder político a la unidad católica del país. Sin embargo, había un sector que prefería encontrar una conmemoración de carácter más laico reflejándose en lo que hacían otros países, como la vecina Francia, que en 1880 eligió el 14 de julio como día nacional.

En 1892, coincidiendo con el cuarto aniversario de la llegada a América, comenzó a plantearse la adopción del 12 de octubre y, a partir de 1918, se inició la organización de actos conmemorativos. En palabras del historiador Álvarez Junco en el libro 'Mater Dolorosa, la idea de España en el siglo XIX', aquella fecha tenía la habilidad de ligar el "nacionalismo laico y expansivo, de tipo imperial" con la religión, porque también era el día de la Virgen del Pilar, que según la tradición se había aparecido al apóstol Santiago en Zaragoza. Una vez más se fortalecía el vínculo entre el poder político y la religión. Precisamente esto hizo que durante la Segunda República no fuera de las fiestas más celebradas. Todo lo contrario de lo que ocurrió durante el franquismo.

El régimen nacionalcatólico surgido de la guerra civil usó el término "Fiesta de la Raza" hasta el 1958, cuando lo cambió por "Fiesta de la Hispanidad". La fecha fue muy utilizada durante la dictadura para proyectar en el futuro el esplendor del pasado imperial. Una buena manera de evitar hacer frente a la realidad de un presente que estaba marcado por el atraso económico y social y por la falta de libertades.

La apropiación franquista del 12 de octubre propició que durante la Transición inicialmente se relegara a un segundo plano. Por un momento pareció que lo eclipsaría el Día de la Constitución, que se instauró en 1981 como reacción de los partidos políticos al fracaso del intento de golpe de estado del 23-F. Sin embargo finalmente, en 1987, se presentó una propuesta de ley para declarar el 12 de octubre como Fiesta Nacional. Aquella proposición generó debate y discrepancias que no solo han continuado sino que han ido en aumento en los últimos años. Algunos sectores interpretan la fiesta como el enaltecimiento y glorificación del genocidio indígena americano y, a lugares como Catalunya, se vive como una imposición del nacionalismo español.

Y es que este es uno de los problemas. Las comunidades humanas que se reconocen a sí mismas como naciones necesitan tener unos símbolos compartidos para poder extender el sentimiento nacional entre la ciudadanía del presente y del futuro. Esto ayuda a garantizar la pervivencia de los estados. Los historiadores lo han estudiado muchísimo, especialmente en lugares como Francia, donde los elementos simbólicos tienen mucha importancia y han servido para articular el país durante los dos últimos siglos. Algo muy diferente ha sucedido en  España, donde los diferentes poderes (monarquías, repúblicas y dictaduras) no han tenido la habilidad de conseguirlo. Y ahora tal vez ya sea demasiado tarde.

Según el calendario de 1492, efectivamente Cristóbal Colón llegó a América un 12 de octubre, pero entonces se seguía el calendario juliano, instaurado durante la época romana. El problema es que había un desfase de once minutos anuales respecto a la realidad astronómica. Esto significa que la expedición en verdad desembarcó el 20 o el 21 de octubre. - - Xavier Carmaniu Mainadé - elperiodico.com

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