SIN PLAYA DEBAJO DE LOS ADOQUINES


Madrid tuvo sus cumbres con Tierno Galván y la Movida. Parecía París en los años 60 cuando había arena de playa bajo los adoquines. Aquel Madrid era alegre, tolerante y esperanzado. Después se acható bajo los gobiernos de las ranas de Esperanza Aguirre y de empresarios que amasaron su fortuna en el franquismo. Forman un capitalismo de profundidad, con "numerus clausus" sólo para amigotes, salpicado de trampas, como nos recuerda la menudo la Audiencia Nacional.

Madrid perdió color cuando iba cogido de la mano de una derecha franquista que lleva siglos viajando al centro pero tiene el GPS averiado. La superabundancia de cemento y la escasez de árboles es un reflejo de la grisura dominante. Partimos de una doble pandemia, la de la covid y la suma de José Luis Martínez Almeida e IDA, El Madrid de Ayuso, el que tanto le gusta a Gerard Pique, ha heredado el catetismo castizo de Aguirre, su simplicidad chabacana. IDA como anticipó en su día Bernat Dedéu, ha procesado Madrid. Hemos pasado de la España nos roba de la Catalunya procesista, al España nos roba, del Madrid de IDA.

El plan de IDA es la construcción de una realidad alternativa propagandeada por unos medios tan amigos como receptivos a las ayudas opacas de la publicidad institucional. Es un victimismo que agrada a sus votantes en una sociedad que prefiere los profetas a los intelectuales, que elige creer en patrias prometidas en vez de desenmascarar a los impostores. En cuanto al Almeida de vuelo gallináceo, para él sólo existen los automóviles, su moto, los apartamentos, los atascos y las terrazas. Durante la pandemia la hostelería ha estado por encima de la sanidad, perjudicada por un salvaje plan de privatización. Madrid es hoy una ciudad ruidosa, rancia y contaminada, un infierno peatonal. No es libertad, es la ley de la selva, la del más fuerte, la del que paga en B.

Barcelona fue la capital ilustrada de los años 60 y 70 del siglo XX, el pueblo natal de decenas de escritores del boom latinoamericano. Aún se concentran las grandes editoriales y los mejores agentes literarios. Era el templo de la alta cultura. Ahora es un sitio aplastado por un discurso único y excluyente  que parece condicionarlo todo. La diferencia con Madrid es que el consistorio de Ada Colau, mucho más honesto que el de Madrid, con su tàctica de acierto error en las pruebas para modernizar y humanizar la ciudad, no tiene el apoyo de los medios que tiene IDA, y lo más importante, que más que mérito de Colau es de la Generalitat, es que Barcelona crece más que Madrid y tiene muchos menos muertos por la pandemia, como recordaba en este escrito hace unos días.

Salvo el tramo final, el resto del artículo es de un nada sospechoso ciudadano de adopción madrileño como es Ramón Lobo. O sea de cosmopolita Madrid nada de nada, o nasti de plasti que dirían los castizos, Madrid sigue siendo una capital rancia y provinciana, con demasiados muertos en su espalda.

2 comentarios:

  1. Todos los que habitamos la piel de toro salimos en las películas de Berlanga.
    Un saludo.

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  2. Como extras y sin cobrar, al contrario, vamos de pagafantas.

    Salut.

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