EL FUTURO DE LA HUMANIDAD

 


Creo que los animales ven en el hombre un ser igual a ellos que ha perdido de forma extraordinariamente peligrosa el sano intelecto animal, es decir, que ven en él al animal irracional, al animal que ríe, al animal que llora, al animal infeliz. Federico Nietzsche. Los homínidos llevamos una multitud de años intentando encontrarle algún sentido a la vida mientras rehuimos la muerte, cuando cada vez me da más la sensación de que la vida no tiene ningún sentido, que simplemente no somos gran cosa más que un error dentro la naturaleza. 
Depositados aquí por accidente, sin manual de instrucciones al uso, contaminamos nuestro entorno, lo modificamos, lo degradamos, siendo el único animal que no mata sólo por necesidad. Desde que empezamos a medrar por el planeta hemos alterado nuestro entorno, casi siempre de manera negativa. Tenemos pero, algunas capacidades que no tiene ningún otro animal, podemos sonreír y reír, y apreciar la belleza. El problema ha sido que no hemos sido capaces de evolucionar a la misma velocidad que lo que hemos ido creando para progresar. Los parámetros de comportamiento son los mismos de hace dos mil años o más, los pecados capitales y veniales que cometemos son los mismos, sin escaparse ni uno, y lo único que hemos hecho es adecuar la ética y la moral un poco a las circunstancias. Tenemos tan solo una fina pátina de civilización que salta a la más mínima y da paso al animal violento e infeliz que aún somos.

Un ejemplo de este no aavance de los homínidos lo tenemos en la crisis de Ucrania. Yuval Noah Harari se hace una pregunta fundamental sobre la naturaleza de la historia y la naturaleza de la humanidad: ¿es posible el cambio? ¿Pueden los seres humanos modificar su forma de comportarse o se repite la historia interminablemente y los seres humanos están condenados a repetir siempre tragedias pasadas sin que nada cambie excepto el decorado? Una corriente de pensamiento niega con rotundidad toda posibilidad de cambio. Sostiene que el mundo es una selva, que los fuertes se alimentan de los débiles y que lo único que impide que un país devore a otro es la fuerza militar. Así ha sido siempre y así será siempre. Quienes no creen en la ley de la selva no sólo se engañan a sí mismos, sino que ponen en peligro su propia existencia. No sobrevivirán mucho tiempo. Harari nos avisa: El futuro de la humanidad depende de lo que ocurra en Ucrania.

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