Septiembre comienza fuerte desde el punto de vista informativo. Hay días que debo reconocerles que a la hora de escoger un tema para escribir en esta sección me cuesta encontrar uno que no sea repetitivo o que pueda invitar a hacer alguna reflexión conjunta sobre lo que ocurre. En cambio, hay días, como ayer, que dispongo de tantos que no sé por dónde empezar... Así empieza el artículo de hoy de Jordi Juan, director de la vanguardia. Habla Juan del impuesto del patrimonio, de la pataleta de Macron con el MIDcat mientras Bruselas se pone de perfil, y termina con una reflexión sobre la situación que se vive en países como Irán, donde se puede condenar a muerte un ser humano por ser homosexual. Dos ciudadanas iraníes, Zahra, de 31 años, y Elham, de 24, han sido acusadas de “corrupción” por “promover” la homosexualidad y el cristianismo. Desde la instauración de la República Islámica en 1979, la homosexualidad se castiga con la muerte en Irán, el país que más mujeres ejecuta en todo el mundo. No hace falta extenderse mucho más para criticar a esta auténtica canallada, que no se aguanta por ninguna razón religiosa, remacha Jordi Juan.

Sin embargo, esto es una visión desde la óptica occidental, desde la Europa de los valores, la misma Europa que se pone de perfil cuando le llegan miles de inmigrantes, muchos de ellos que huyen de estas repúblicas medievales, o de otros países en guerras internas, de esas que nunca salen en los medios. Y aquí es donde entra en acción el iustus y el honestus, del que hablaba Cartisano en el escrito anterior. Lo que es injusto para nosotros, no lo es en Irán, y tampoco lo era aquí hace tanto tiempo con respecto a la homosexualidad, más o menos el año en que se instauró la república islámica (1979) en 1970 se derogó la ley de vagos y maleantes. Ser homosexual en España, entraba en esta ley de represión de vagos y maleantes del franquismo que considera la homosexualidad y la bisexualidad un delito y una enfermedad. Una ley de 1933 aprobada por la segunda república y revisada por el franquismo en 1954. Y éste es el problema del Islam, que van cien años por detrás de Europa y "sus valores". Unos valores más que discutibles, aunque mejores que los del Islam, todo sea dicho.