LA IA Y NOSOTROS



La creatividad es la capacidad de compartir con los demás lo que cambia dentro de nosotros. Es el impulso que inició el arte cuando nuestros antepasados ​​pintaron las manos en la cueva: algo ha pasado en mi mente –soy consciente de que soy– y quiero decírselo. Así nació el lenguaje y otros códigos, como la pintura, la música o aquél a quien, dice Sautoy(*), todos los demás son traducibles: las matemáticas. Los humanos somos seres en el tiempo desde que adquirimos la conciencia y con ella la certeza de nuestro fin; pero estos lenguajes nos trascienden y los heredarán y mejorarán los humanos del futuro. El impulso de rebelión ante el mismo final que nos puso las manos en la cueva será sólo humano hasta que un día una de nuestras máquinas de IA sienta que algo ha cambiado dentro y que necesita compartirlo : crear.

¿Qué piensa la IA mejor que nosotros?

GPT 3, por ejemplo, redacta bien lo concreto, pero no sabe razonar por qué es o no importante. Por eso, la música compuesta con IA es formalmente correcta pero aburrida. No tiene intención de fin. La IA es muy buena traduciendo e incluso escribiendo notas de economía con muchos datos, pero no sabe contarlos como un cuento, porque no tiene la ilusión de que nosotros tenemos de compartir la novedad. Sin emoción ni ilusión sólo hay repetición.

Una máquina nunca será creativa hasta que un día ocurra algo que necesite contarnos: que ha descubierto algo dentro de sí misma. Porque en esto consiste crear: es compartir lo que sientes y cómo cambia tu mundo interior.

No habrá un momento Singularity en el que la inteligencia artificial nos supere, porque la inteligencia no acumula más y más saberes como un microchip cada vez más y más potente, sino cruzar dimensiones: no es lineal sino transversal. No es pintar un color más y más intenso, sino sinestesia que siente colores y escucha sabores. Un color puede ser traducido en un olor y éste en un sabor... Esto es crear. Y es posible porque todos los sentidos tienen un equivalente en un lenguaje común a todo el mundo que une todo lo que experimentamos.

¿La máquina nos hará más personas?

Ésta es una de las paradojas de la creatividad: es crear, pero también discernir y escoger lo más relevante entre lo que hemos creado, como explicaba Klee... y Borges...

¿Qué explicaba Borges?

Su “biblioteca de Babel” contiene todos los libros, pero por eso no sirve de nada, porque no ha sabido elegir los mejores.

¿La biblioteca de Babel no es internet?

Sí, y por eso Google hizo multimillonarios a quienes diseñaron su algoritmo buscador.

(*)Fragmento  de la entrevista de la vanguardia a Marcus du Sautoy, catedrático de Matemáticas en Oxford, divulgador de ciencia a la BBC


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