MADURESCENTES


La amplitud y heterogeneidad del colectivo de mayores de 65 años impide seguir considerándolos un único grupo social. La experiencia de vida de los sexagenarios y septuagenarios actuales no se corresponde con los modelos convencionales de vejez. La experiencia de vida de los sexagenarios y septuagenarios no se corresponde con los modelos de vejez convencionales - Mayte Rius - lavanguardia.com

"Las encuestas atestiguan lo difícil que resulta identificar ciertamente a alguien como viejo en la España actual”, asegura la socióloga e investigadora del CSIC María Ángeles Duran en su estudio Las edades sin nombre , publicado por la Federación Española de Sociología en el 2021. I esto que, según el criterio más extendido –la edad cronológica–, entrarían en esta categoría una de cada cinco personas dado que el 20% de la población tiene más de 65 años.

Pero basta con hablar con cualquier sexagenario, septuagenario y muchos octogenarios para ver que no se identifican con los estereotipos asociados a la vejez.

“Estas personas son más adultas que viejas: no creen que su período madurativo ha terminado sino que están en fase de crecimiento, se proyectan hacia el futuro, saben que tienen años pero también mucha vida por delante que quieren aprovechar, llenar de contenido y vivir con sentido y conforme a sus valores; y tampoco se sienten viejos porque muchos todavía tienen hijos a su cargo ya sus padres vivos”, dice Javier Yanguas, gerontólogo, psicólogo y director científico del programa Gente Mayor de Fundación “la Caixa”.

Porque no es sólo que la esperanza de vida se haya ampliado, sino que, como explica Elisenda Rentería, investigadora del Centro de Estudios Demográficos (CED) especializada en envejecimiento, las personas llegan en mejores condiciones de salud y económicas a edades más avanzadas y no encajan en la idea de personas dependientes que está asociada a la vejez.

La mayor longevidad también hace que el colectivo de mayores de 65 años sea cada vez más amplio, diverso y heterogéneo y más difícil de encajar o ser considerado un único grupo social.

“De cero a 35 años, la sociedad nos divide en bebés, niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Y de 50-55 a 100 te unifica como mayor o senior. Y eso no es posible, porque una persona en la cincuentena nada tiene que ver con una de 70 años, ni ésta con una de 90, ni la de 93 con una de 100”, subraya Manel Domínguez, profesor emérito de Comunicación de la Universidad Abad Oliba CEU y autor de Senior. La vida que no cesa, un ensayo sobre la longevidad que publicará en breve la editorial Diëresis.

Los mayores son una categoría estadística pero comparten pocas asociaciones. Mª Àngels Durán, Socióloga e investigadora del CSIC

“La gente mayor no constituye un verdadero grupo social; son una categoría estadística, un conjunto de individuos definidos cronológicamente que comparten pocas asociaciones (...); su identidad se debe más a la creación desde fuera que desde dentro”, indica Durán.

Y esa identidad que se les atribuye, los modelos de vejez actuales, no encajan bien con la experiencia de vida y cómo se sienten las personas de 65 o más años. Entre otras razones, porque la longevidad y cambios sociales están alterando los ciclos vitales.

¿Madurascente, sexalescente, senior...?. Una etapa sin nombre. Prácticamente nadie quiere ser llamado viejo, anciano o integrante de la tercera edad. Y tampoco es correcto llamar a las personas mayores ancianos (sólo lo son de sus nietos), jubilados (no todos lo están) o pensionistas (hay jóvenes).

Hay otros sinónimos y eufemismos para referirse a los adultos de mayor edad como seniors, veteranos, retirados, del inmerso... Pero, como asegura la socióloga e investigadora del CSIC María Ángeles Durán, “escasean los nombres reivindicativos utilizados por los grandes para referirse a sí mismos“. Por ahora, mayores es el apelativo que concita más aceptación, pero no faltan en el colectivo quienes se apresuran a encontrar otros términos que mejor definan su experiencia de vida, en los que se reconozcan y con los que se sientan representados.

Uno de los propuestos es sexalescencia, que según Manuel Posso Zumárraga, uno de sus principales impulsores, “describe a hombres y mujeres que manejan las nuevas tecnologías, que visten a la moda, progresistas, trabajadores, activos en el deporte, con ganas de disfrutar de la vida, aprender, colaborar, viajar, conocer gente nueva y ser dueños de su destino, renunciando a su ubicación como personas de la tercera edad”.

Otro de estos nuevos términos es madurescencia. Lo promueve, entre otros, la plataforma Somosmadurescentes.com, formada por personas “en esta fase intermedia entre la adultez y la vejez y que luchan contra los estereotipos de la edad porque creen que lo que les representa no es su edad sino su talento” .

Mar Forment, profesora de Filología Hispánica de la UB y experta en léxico, admite que todo el vocabulario ligado a la vejez y el mundo senior está bastante denostado, pero al mismo tiempo advierte que estos nuevos términos tampoco han conseguido de momento arraigo y su uso es minoritario.

"Hoy por hoy se usa más senior que sexalescente o madurescente, palabras de las cuales hay referencias a redes sociales pero que de momento no figuran ni siquiera en los observatorios de neologismos", apunta Formento.

En su opinión, antes de buscar una etiqueta para determinado colectivo de personas habría que definir bien el concepto a etiquetar “y este concepto de adultos mayores pero no ancianos todavía se está formando”. La lingüista detalla que sexalescente y sexalescencia se usan más en el español de América mientras que en España se apuesta más por madurescencia y madurescente.

“Sexalescencia no ha tenido éxito por dos razones; en primer lugar porque recuerda demasiada adolescencia, que se asocia con inmadurez, y los mayores rechazan esa idea para ellos; y tampoco favorece su uso que se inicie con el prefijo sexo, que crea confusión inicial porque recuerda la infinidad de términos asociados con sexualidad o erotismo”, considera Durán.

El profesor de Comunicación Manel Domínguez cree que la etiqueta con menos connotaciones para este grupo de población es senior: "Senior es igual a conocimiento, actividad, experiencia".

El investigador Jeroen Spijker explica que en el mundo anglosajón también han arrinconado palabras como elderly (anciano) por considerarla peyorativa, “pero tercera edad sigue funcionando porque no arrastra tantas connotaciones negativas como en España y ahora se puede reconceptuar como etapa de transición hacia la vejez incorporando cuarta edad para referirse al grupo más cercano al final de la vida. El sociólogo Marcos A. Bote apunta que "en el mundo anglosajón hablan de aging, que no hace referencia a envejecer sino a cumplir años, y eso desdibuja las connotaciones negativas sobre la edad"

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