En la farmacia se expenden brebajes. En la política y el periodismo, también. En España fue tradicional el jarabe de bastón, pero el moderno es el caldo de lengua. Del jarabe de pico, purgar con la palabra, la palabrería, ya se quejaban, en el siglo XIX, contra los discursos inflamados de absolutistas y liberales. Unos clamaban por la "religión" y otros por la "libertad". Y, todos, por la “patria”, aunque sola murió: en cien años, cuatro guerras civiles. No la salvó ni Castelar, gran orador, con su Partido Posibilista, que en Barcelona tenía el diario, no podía ser de otra manera, Las Circunstancias.
La ciudadanía debe estar precavida contra el caldo de lengua, que es en el cuerpo social lo que el aceite de ricino está en el cuerpo físico. El ricino es una planta airosa de hojas rojas. Pero el zumo de la semilla ya se sabe cómo actúa: acelerando el vaciado intestinal. No nos dejemos ahora medicar con ese otro purgante que es el caldo de lengua, administrado desde una política cainita y una prensa maniquea. O estás conmigo o estás contra mí. Qué ganas de decirles: “Mudos y en la jaula”. Se pretende purgar al votante para que expela el voto esperado, no sin antes haberle tragado que el país va mal y el gobierno es el peor. Unos son “España” y la “libertad”, y he aquí que otros, no: son el enemigo. Hay líderes y reporteros incendiarios, personajes castizos que ganan adeptos porque su jarabe inculpador funciona con votantes dispuestos a tragarlo a pesar de ser laxados. El caldo de lengua, el ricino de la política, es el compuesto de parlamentos, declaraciones, titulares y columnas de opinión que niegan lo evidente y afirman lo inexistente, hoy con Trump como maestro.
Jarabe de lengua es aquel tipo de discurso político y de prensa que se compone de descalificaciones, palabras vacías, exageraciones y promesas o vaticinios vanos. Al final, el elector cree que en este país “no se puede hacer nada” y que está “a punto de romperse”. Y vota intoxicada, no con la cabeza fría. Piense antes de votar: ¿qué aportarán realmente los que hacen política con jarabe de lengua? - lavanguardia.
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