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CATALONIA IS DIFFERENT


Da pereza hablar de la Diada nacional de Cataluña, que un año más no es de todos, si es que alguna vez lo ha sido; tal vez el motivo que no lo sea lo encontraréis en este cuento de Slavomir Mrozek, que nos lleva a recordar la vigencia de la reivindicación del primer día: Libertad, Amnistía y Estatuto de autonomía, desgraciadamente vigente a día de hoy. Este año tenemos el aliciente Waterloo, impensable hace un año y caducado dentro de otro. ¡O no! Catalonia es different.

"Había una vez un río, y en cada una de las orillas de ese río había un pueblo. Los dos pueblos estaban unidos por un camino que pasaba por un puente. Un buen día en el puente apareció un agujero. El agujero debía arreglarse, al respecto la opinión pública de ambos pueblos estaba de acuerdo; sin embargo, surgió una disputa sobre quién debía hacer el arreglo, ya que cada uno de los pueblos se consideraba más importante que el otro, el pueblo de la orilla derecha opinaba que el camino conducía sobre todo a él, por lo que el pueblo de la orilla izquierda tenía que arreglar el agujero porque tenía que estar más interesado en hacerlo. Izquierda consideraba que era el objetivo de cualquier viaje, por lo que el arreglo del puente debía de ser el interés para el pueblo de la orilla derecha. La disputa se prolongaba, así que en la medida que el agujero seguía allí más crecía la mutua antipatía entre ambos pueblos.
Un buen día un mendigo local cayó en el agujero y se rompió una pierna. Los habitantes de ambos pueblos le preguntaron con insistencia si iba de la orilla derecha a la izquierda, o de la izquierda a la derecha, ya que de ello dependía cuál de los dos pueblos era responsable del accidente. Pero él no se acordaba porque esa noche iba borracho.
Algún tiempo después pasó por el puente un carro con un viajero, cayó al agujero y se le rompió el eje. Puesto que el viajero estaba de paso en ambos pueblos -no iba ni del primero al segundo, ni del segundo al primero-, los habitantes de ambos pueblos se mostraron indiferentes con el accidente.
El viajero, hecho una furia, bajó del carruaje, preguntó por qué no se arreglaba el agujero, y al enterarse de las razones dijo:
- Quiero comprar ese agujero. ¿Quién es su propietario?
Ambos pueblos reclamaron al unísono su derecho al agujero. - O uno u otro. La parte propietaria del agujero debe demostrar que lo es. - ¿Pero cómo? - Preguntaron al unísono los representantes de ambas comunidades. - Es muy sencillo. Solo el propietario del agujero tiene derecho a arreglarlo. Lo compraré a quien consiga arreglar el puente.
Los habitantes de ambos pueblos se pusieron manos a la obra, mientras el viajero se fumaba un habano y su cochero cambiaba el eje. Arreglado el puente en un abrir y cerrar de ojos, se presentaron para cobrar por el agujero. - ¿Qué agujero? -Se sorprendió el viajero-. Yo no veo aquí ningún agujero. Hace tiempo que voy buscando un agujero para comprar, estoy dispuesto a pagar por él un dineral, pero ustedes no tienen ningún agujero por vender. ¿Me está tomando el pelo o qué?.
Subió al carro y se alejó. Y ambos pueblos hicieron las paces. Los habitantes de ambos están ahora al acecho en buena armonía con el puente y, si aparece un viajero, le detienen y lo ahogan.
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