pero no sabría decir para que -- Jean Cocteau --".
Hoy 21 de marzo és el día mundial de la poesía. Me gusta la poesía y me gusta mucho, algún día espero ser capaz de escribir poemas como es debido o como entiendo debería ser capaz de escribirlos, mientras, hago lo que puedo y sobre todo leo y admiro la poesía de otros. Reconozco que me costó mucho entrar..., la poesía eran cursilerías que rimaban perfectamente pero que no me llegaban (decía y me jactaba). Un día mi amigo Pep Ribal casi me obligó a leer a Pessoa, de él pasé a Neruda, Machado, García Lorca y ya estaba enganchado. Seguí con Martí Pol, Carner, Formosa, Plath, Margarit, Maria Mercè Marçal, Joan Elies Adell, Forcano, Rafart, Pizarnik, Martí, Joan Salvat Papasseit, Vinyoli y muchos otros poetas que ahora no recuerdo pero que he leído, o quizás porque no hay que hacer una lista larguísima.
Y empecé a leer Rimbaud y Baudelarie y aquí cambió todo, como un calcetín se dio la vuelta mi percepción sobre la poesía, no sólo lo apreciaba sino que sabía para que servía. Decía no recuerdo quién que la poesía servía para informar de nuestras negligencias. Dice Czeslaw Milosz que en la esencia de la poesía hay algo indecente: despierta en nosotros cosas que no sospechábamos tener. Y es cierto, he hablado en alguna ocasión y poemas que se a escrito al día siguiente o al cabo de unos días se me hacen irreconocibles como si no fueran míos. La poesía siempre ha sido menospreciada, considerada una suerte de arte menor, y no es así, al contrario, por eso pervive aunque posiblemente haya más poetas que lectores de poesía. Poesía que no tiene que ser rimada, puede ser prosa poética, como decía Baudelaire, o puede ser algo más que simple poesía. "La poesía no es sino la imagen de lo que sucede, salvo que esto sea lo contrario" (Jabès). "La poesía no Quiere adeptos, Quiere amantes", decía García Lorca, que aqui acertaba en el diagnóstico. No la menospreciemos pues, simplemente intentemos acercarnos a ella honestamente, sin prejuicios, vale la pena.
No se si la poesía es indispensable, pero es necesaria y gratificante en muchos casos y nos informa de bastante más que de nuestras negligencias. ¡Ah! y no nos olvidemos en el dia de hoy, de la poesia Vogona.
CANCIÒN DEL EMIGRADO
En ciudades ajenas venimos al mundo
y las llamamos patria, más breve es
el tiempo concedido para admirar sus muros y sus torres.
Caminamos de este a oeste, ante nosotros rueda
el gran aro del sol
ardiente, a través del cual, como en el circo,
salta ágilmente un león domado. En ciudades extrañas
contemplamos las obras de viejos maestros
y, sin asombro, en añejos cuadros vemos
nuestros propios rostros. Habíamos existido
antes, e incluso conocíamos el sufrimiento,
nos faltaban tan solo las palabras. En la iglesia
ortodoxa de París, los últimos rusos blancos,
encanecidos, rezan a Dios, varios lustros
más joven que ellos y, como ellos,
impotente. En ciudades ajenas
permaneceremos, como los árboles, como las piedras.
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