Los disturbios se han apoderado de Torre Pacheco, una población de Murcia de 40.000 habitantes, en la que el 30% de los residentes es de origen magrebí (la media de inmigración en España es del 13%). Si el porcentaje de habitantes de procedencia extranjera es tan elevado en Torre Pacheco es porque la economía de la zona se basa en la agricultura industrial, con los cultivos de sandía y melón entre los más productivos, dicho sea ahora que los consumimos con frecuencia. La agresión a un hombre de 68 años cuando paseaba a manos de unos jóvenes desató los incidentes, que ya se han saldado con más heridos y varios detenidos. La paliza acabó con la paciencia de los vecinos, que organizaron patrullas ciudadanas. Cuando esto ocurre es porque existe un problema grave de seguridad. Pero lo que en principio respondía a una llamada de alerta a las autoridades y una demanda comprensible de protección ha sido aprovechado por la ultraderecha para provocar un estallido social que sirva de altavoz de sus discursos racistas, que llaman a una “cacería” de inmigrantes.

Es un ejemplo claro de cómo funciona el discurso del odio. Muchos de quienes lo promueven desde la política o financian bots y otros recursos digitales para difundir esas ideas no residen en poblaciones como Torre Pacheco ni viven junto a un centro de menores inmigrantes, por ejemplo. Pero son muy conscientes de los problemas que ocasiona la pobreza en determinados lugares y lo fácil que resulta dirigir la impotencia e irritación hacia el diferente o el foráneo. No es nuevo, pero ahora la chispa prende con más rapidez.

Pasqual Maragall anunció en 2004 la ley de barrios. Razonaba que aquellos entornos donde se instaló la inmigración española en los años 50 y 60 eran los más vulnerables ante la nueva hornada extranjera. Los vecinos de esos barrios lucharon para dotarlos de servicios (como narra la película El 47) y corrían el riesgo de ver cómo ahora todo se venía abajo. La economía globalizada y de explotación intensiva de determinados sectores (el agropecuario es uno) han desbordado las políticas públicas necesarias para evitar que la convivencia se deteriore en algunas poblaciones y los dirigentes han hallado en la inmigración una espoleta fácil para movilizar a sus respectivas parroquias. Habrá más Torre Pachecos. Lola García en la vanguardia.