¿De qué hablará László Krasznahorkai en su discurso ante la Academia sueca, dos días antes de la entrega de los premios Nobel este diciembre? El flamante galardonado ya debe estar pensándolo y el tiempo no va a sobrarle. Quizás pueda servirle como punto de arranque el que pronunció en septiembre del año pasado, en Marrakech, al recoger el premio Formentor 2024. Allí habló de su localidad natal, Gyula, en Hungría. De cómo de niño caminaba por sus calles estrechas y se cruzaba con tenderos y vecinos: el zapatero Kerekes, el doctor Petróczky, el cura Kovrig, el pastelero Osy, el sastre Turai. Y evocó asimismo a las grandes figuras de la ciudad: el psiquiatra Soóky, el profesor Miskolczi, que renunció a su carrera para casarse con su prima... Cuando ya adulto el escritor regresó a esas calles, se dio cuenta de que la ciudad “no solo no estaba en su sitio, sino que no existía en absoluto”, y ya nadie recordaba lo que él había evocado. Un bello tributo a la ambigüedad de la memoria. ¿Seguirá en Estocolmo una inspiración parecida?
Evocar el pasado es lo que hice en este poema, tampoco en él nadie recuerda todo lo evocado en él.
RECUERDOS
De la misma manera que ya no hay pajares
han desaparecido muchas de las cosas,
que llenaban el paisaje de mi infancia:
el carro y la mula del "Basta", que cada mañana
pasaba delante de mi casa mientras desayunaba,
'la torna' en ir a buscar el pan a casa del "Sisu",
los patines de cuatro ruedas atados a los zapatos,
la redonda, sí, esa rueda de bicicleta
que con un palo guiaba con habilidad.
El Sànchez los domingos en la Creu Alta,
"regaliz tierno", gritaba y caramelos de miel vendía.
La moto con sidecar que tenía mi padre,
jugar en medio de la calle con los compañeros,
la honda para tirarnos piedras barrio contra barrio,
los cromos del chocolate y también del litines,
los 'pastorets' en la Parroquia, y rezar el rosario
cada tarde. El mes de María y Semana Santa.
La cobla tocando sardanas cada domingo,
saliendo de misa de doce, el vermut de garrafa,
las aceitunas "rellenas" y las patatas "chips"
el pan con aceite o con vino y azúcar y la leche de vaca.
Todos estos recuerdos desvanecidos con el tiempo
forman parte de un pasado que ya no volverá.
¡Y cuanto bagaje hemos perdido en pocos años!.
Nos estamos haciendo mayores, que no viejos,
pero hemos llegado hasta aquí, y este pasado
perdido en los recuerdos del tiempo, de un tiempo
que todavía es nuestro, con nosotros
un día se irá ..... para siempre.
han desaparecido muchas de las cosas,
que llenaban el paisaje de mi infancia:
el carro y la mula del "Basta", que cada mañana
pasaba delante de mi casa mientras desayunaba,
'la torna' en ir a buscar el pan a casa del "Sisu",
los patines de cuatro ruedas atados a los zapatos,
la redonda, sí, esa rueda de bicicleta
que con un palo guiaba con habilidad.
El Sànchez los domingos en la Creu Alta,
"regaliz tierno", gritaba y caramelos de miel vendía.
La moto con sidecar que tenía mi padre,
jugar en medio de la calle con los compañeros,
la honda para tirarnos piedras barrio contra barrio,
los cromos del chocolate y también del litines,
los 'pastorets' en la Parroquia, y rezar el rosario
cada tarde. El mes de María y Semana Santa.
La cobla tocando sardanas cada domingo,
saliendo de misa de doce, el vermut de garrafa,
las aceitunas "rellenas" y las patatas "chips"
el pan con aceite o con vino y azúcar y la leche de vaca.
Todos estos recuerdos desvanecidos con el tiempo
forman parte de un pasado que ya no volverá.
¡Y cuanto bagaje hemos perdido en pocos años!.
Nos estamos haciendo mayores, que no viejos,
pero hemos llegado hasta aquí, y este pasado
perdido en los recuerdos del tiempo, de un tiempo
que todavía es nuestro, con nosotros
un día se irá ..... para siempre.
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Pasado
Cualquier tiempo pasado... fue anterior. Además éramos jóvenes. Creo que voy a llorar.
¿ Por qué todos los húngaros que se citan en el texto acaban e "i/ y"?
Debe ser como el 'ez' en español o 'son' en suecia. Kubala y Puskas no se apellidaban así. Sabes, con cinco años conocí a Kubala. Otro recuerdo que se irá.... lloremos los dos, con las lágrimas de Roy Batty.