No sabemos en manos de quien estamos, cuando cogemos un avión, un taxi, un autobús, un tren, en cualquiera de estos medios de transporte puede cruzarse un Andreas Lubitz en nuestra vida y segarla. Y no es sólo eso. ¿Quién nos gobierna? ¿quién conduce un autobús escolar? o se distrae en un paso de peatones.
Andrea Lubitz no es el principal culpable del accidente del airbús A320, alguien a raíz de los atentados del 11-S tomó unas medidas equivocadas en cuanto al personal que había de haber en una cabina y cerrarla por dentro para evitar que un grupo terrorista se hiciera con el mando del aparato,  obviamente  este alguien es también culpable del accidente del A-320, puesto que con su estúpida  e inútil medida de supuesta seguridad lo que hizo fue propiciar el acto suicida de Lubitz, porqué Andreas Lubitz se suicidó. sólo que lo hizo haciéndose acompañar por 150 personas que querían, que tenían ganas de vivir, pero diariamente hay miles de persones que mueren al día en todo el mundo, porqué hay muchos Andreas Lubitz en todas partes, adoptando diferentes apariencias, pero en realidad son uno sólo, y su efecto letal se suele llamar daños colaterales.  
La diferencia de este último accidente es que de pronto una serie de periodistas, de analistas han caído en este hecho, han visto la luz y sentado cátedra, y no es el yo ya lo había dicho o yo ya avisé que sucedería, ¡no! porqué para que hubiera sido así, habrían hecho caso a más de un piloto que advirtió del peligro que comportaba esta medida de seguridad. Lubitz, una vez sólo en la cabina y con la puerta cerrada podía haber sufrido un desmayo, o un infarto y el resultado habría sido el mismo. Por ello, estos análisis por tramposos y oportunistas, no me valen, y no me valen porqué no ha servido para evitar este accidente u otros, al fin y al cabo, si repasáramos hemerotecas encontraríamos a estos mismos periodistas reclamando y aplaudiendo las medidas decretadas para la seguridad en los vuelos a partir del 11-S, las medidas que han costado la vida a 150 personas. Sin ir mas lejos, al día siguiente el accidente del A-320 alguno ya preguntaba si se podía controlar un avión desde la torre de control. el piloto le contestó que si él no podía controlar su propio avión no pensaba volar, además de que cualquiera podía entrar en la torre de control y desde allí hacer estrellar el avión.

Somos unos seres frágiles y a menudo desamparados en manos del azar o de cualquiera de las formas que adopte nuestro destino y eso que es tan obvio parece que lo hemos olvidado cada vez que ocurre algún accidente sea del tipo que sea.