España tendrá el sistema de retorno de envases de bebidas al comercio más grande de Europa. La Asociación SDDR para España presenta la solicitud para impulsar su propuesta: el objetivo es recuperar los 18.000 millones de envases de un solo uso que se ponen en el mercado cada año en el mercado - Antonio Cerrillo en la vanguardia.
La implantación del sistema de retorno de envases de bebidas al comercio (que debe sustituir en el futuro a la recogida selectiva de estos envases mediante el contenedor amarillo) sigue dando pasos para su constitución. Las organizaciones que reúnen a la industria del envasado de bebidas y la distribución han presentado al Ministerio para la Transición Ecológica su propuesta para constituir la entidad que se encargaría de esta tarea; aunque la decisión corresponde a la Administración central. Concretamente, la entidad que aspira a capitanear la puesta en marcha del sistema de depósito, devolución y retorno de estos envases se llama Asociación SDDR para España. Su misión es recoger de manera selectiva y eficaz los 18.000 millones de unidades de envases de bebidas que se ponen cada año en el mercado en España. Sería el sistema de retorno de envases más grande de Europa, dado que España es visitada por 98 millones de turistas al año y dispone de unos 500.000 puntos de venta de bebidas.
El Ministerio para la Transición Ecológica consideró el pasado mes de noviembre que España debía implantar el sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) de envases de bebidas de un solo uso al comercio (bebidas de menos de tres litros). La razón es la necesidad de mejorar la actual tasa de recogida, ya que el sistema vigente, que pivota sobre el contenedor amarillo, no cumple la meta fijada en la ley. Por eso, se debe recurrir a esa otra modalidad alternativa, que se ha revelado muy eficaz en otros países. La decisión es fruto de la aplicación de la ley de Residuos de 2022.
Un análisis encargado por el Ministerio concluyó que la tasa de recogida de envases de bebidas es del 41,3% en el año 2023, un porcentaje muy inferior al objetivo del 70% que marcaba como meta para ese año la ley de Residuos. La meta final es que en 2029, el 90% de los envases de bebidas que se pongan en el mercado sean recogidas selectivamente (algo que se ha visto imposible con el mero voluntarismo personal que significa el sistema del contenedor amarillo).
La propuesta de la Asociación SDDR para España plantea la puesta en marcha de un sistema de recogida en el comercio que recurriría tanto a máquinas automáticas (las cuales devolverían el depósito al cliente) como a la devolución manual. Las máquinas podrían acoger tanto a los envases de un solo uso (cuyo material sirve para ser reciclado) como a envases para su reutilización (puesto que la adaptación futura del reglamento europeo fija una meta del 10% de reutilización de envases).
Sería un sistema universal, de modo que quien compre una bebida (envase de un solo uso) en un comercio pueda devolver el envase usado en cualquier otro establecimiento. En cambio, si se trata de un envase reutilizable no se podría devolver en cualquier sitio, pues el envase que va a ser rellenado de nuevo “se debe devolver a quien ha puesto el envase en el mercado”.
Tanto remae para acabar en la orillla. Durante los años 80 y principios de los 90 era bastante común devolver los envases de vidrio, especialmente botellas de refrescos, cerveza o agua mineral, en supermercados como Alcampo o incluso en pequeños comercios. A esto se le llamaba “sistema de retorno” o “envases retornables”.
Al comprar el producto se pagaba una pequeña cantidad adicional como depósito (lo que hoy se conoce como “fianza”), y esa cantidad se devolvía al regresar el envase vacío. No era mucho, pero lo suficiente como para incentivar el retorno. Botellas de vidrio de Coca-Cola, Schweppes o cerveza tenían este sistema. Muchas veces incluso se reutilizaban tras un proceso de limpieza, algo impensable hoy con el uso masivo de envases de un solo uso.
La desaparición del sistema de devolución de envases de vidrio en España se debió a una combinación de factores económicos, logísticos y culturales que marcaron el cambio hacia los envases de un solo uso. Aquí te lo resumo:
1. Auge del plástico y envases desechables - A partir de los años 80, el plástico se volvió el material estrella: más barato, más ligero y más fácil de transportar. Para fabricantes y distribuidores, era más rentable producir envases de un solo uso que gestionar la logística del retorno y limpieza del vidrio.
2. Cambios en la distribución y consumo - El crecimiento de los supermercados y la distribución a gran escala favoreció los envases desechables, que simplificaban la cadena logística. El consumo se volvió más inmediato y menos ligado a la fidelidad a marcas locales que usaban retornables.
3. Costes y comodidad - Para los consumidores, dejar de devolver envases significaba menos complicaciones. Para los fabricantes, se eliminaban los costes de recogida, limpieza y reutilización.
4. Falta de incentivos y normativa - Con el tiempo, el sistema de retorno dejó de ser obligatorio o incentivado.
La legislación no exigía su mantenimiento, y el reciclaje a través de contenedores (como el verde) se convirtió en la norma. Curiosamente, ahora que se ha demostrado que el sistema actual no recicla lo suficiente (solo un 41% de botellas de plástico en 2023), se está volviendo a mirar al pasado con el nuevo SDDR como solución.
Es curioso como prácticas sostenibles del pasado, como esta, están volviendo con nuevas normativas sobre reciclaje y economía circular.