El Ministerio de Hacienda español ordenó registrar la casa y el despacho del vicepresidente económico del Gobierno en época de Aznar, Rodrigo Rato, que fue detenido ayer durante varias horas mientras agentes de la Agencia Tributaria registraban su domicilio y su despacho. Rato, que también fue presidente de Bankia y director gerente del FMI, es investigado por fraude fiscal, blanqueo de dinero y alzamiento de bienes, después de haberse acogido a la amnistía fiscal que el gobierno del PP facilitó en 2012.
Una actuación muy rápida la del Ministerio de Hacienda, tanto que ni siquiera informó al Fiscal anti corrupción que se tuvo de enterar por los medios. De esto se trataba en el fondo, de ofrecer la foto a los medios, de Rato detenido un rato, como chivo expiatorio de toda la corrupción del Pp, para jactarse de que el Gobierno de Mariano Rajoy 'el plasma' actúa con firmeza contra los corruptos aunque sean los suyos, como ejemplo de la regeneración política que pretenden encabezar.

Pero todo ello no es más que una farsa, un paripé montado por lo que decía, conseguir un titular en los medios un rato y luego Rato y su trasunto del asunto caerán en el pozo del olvido de los defraudadores que se hacen, se deshacen y no devuelven lo que han defraudado.

Si hay alguien que se cree que España puede regenerarse, que repase su historia reciente y no tan reciente con Rodrigos Rato a chorros, verá enseguida que no hay ninguna posibilidad de que esto suceda, ni siquiera en las marcas blancas de PP y PSOE, Ciudadanos y Podemos, que están a punto de dejar de serlo para superar al padre y pasar a ser casta y por lo tanto corruptos. No hay nada que hacer, decía el chico en el velatorio de Cioran, y es así, no hay nada que hacer ni a regenerar, demasiado podrido y enquistado está el sistema para que esto sea posible.