...REFLEXIÓN SOBRE LA VIDA

Y uno nace y llora sólo al sacar la cabeza del útero materno. No llora de miedo (aún no tiene) llora de dolor y sufrimiento por el esfuerzo de salir de su refugio de los últimos nueve meses y ante la extrañeza de un nuevo mundo para él que presiente ya hostil. El resto, un esfuerzo inútil que conduce a la nada de donde acabas de llegar, donde se convierte en otro llanto de pánico ante el silencio infinito que irremediablemente se acerca. Enmedio, poco más que un náufrago abandonado enmedio de un océano que sabe nunca llegará a ninguna playa, y a pesar de todo lucha contra la adversidad con la vana ilusión de llegar, quizá porque el solo hecho de abrir los ojos y mirar le llena de esperanza la percepción de la belleza que le da los ánimos necesarios para continuar nadando hacia ninguna parte hasta llegar al destino final. La muerte, no es puramente un cambio más, es el fin de todo.

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