Como suficiente se ha hablado del tema desde primera hora de esta mañana y más que se hablará, dejar constancia sólo que el Presidente y Premio Nobel de la Paz de un País democrático ha ordenado el asesinato de una persona en territorio extranjero, y nadie se ha quejado. Parecería más razonable la detención, traslado, y posterior juicio, pero supongo no les interesaba. A todo esto ha quedado tapada la beatificación de aquel, la boda de aquellos y lo que es muy grave, la ilegalización de Bildu por parte del Tribunal Constitucional con lo que representa de rebote para los otros partidos abertzales de no poder concurrir a las próximas elecciones ¿democráticas? del 22 de mayo. Apaga y vámonos.