Encuentro fuera de lugar o exagerado comparar a los acampados del 15-M con los de la plaza de Tahrir. En principio, poco o nada tienen que ver, y tampoco nada que comparar con el movimiento del mayo del 68. La situación es extraña, como mancha de aceite se está extendiendo y parece que los acampados (que no revolucionarios) comienzan a organizarse ya concretar sus reivindicaciones. Todo parece y de hecho lo es, bastante improvisado y se reconduce sobre la marcha, y aunque no es ni un happening ni una performance, no acaba de parecer un movimiento del todo serio.

Cuando en mayo del 68, a los estudiantes se les unieron los sindicatos y con ellos los trabajadores y ahí empezó a tomar cuerpo y fuerza el movimiento contestatario, que se terminó por agotamiento y porque venían las vacaciones. ¿Cambió algo en mayo del 68?, ¡No!, habría cambiado igual sin el movimiento por la propia inercia de la sociedad en su evolución.

El movimiento actual no tiene la fuerza del mayo del 68. Cualquiera de las reclamaciones no muy airadas (por cierto) vienen de viejo, y se podían haber reclamado hace dos, tres o cinco años atrás. Piden listas abiertas y más cosas, como salarios dignos, hipotecas asequibles, poder devolver el piso sin tener que pagar la hipoteca de por vida. . . . Nada que no hubiera podido ser reclamado antes.
¿Porque pues ahora?. Por cierto mimetismo con los movimientos del norte de África, por un cansancio de la actual situación, o simplemente porque sí. Pero las revueltas, las auténticas revueltas que después acaban igualmente en nada, se hacen a sangre y fuego, sólo que ahora no sería necesario quemar conventos ni cortar cuellos de aristócratas, sino sucursales bancarias y algún Ministerio.

¿Serviría para algo? ¿mejoraría la situación de la sociedad? ¡No! pero es lo que se suele hacer de vez en cuando, una revuelta para poder explicarla cuando eres un anciano a tus nietos. Pasan los años y mandan siempre los pocos mismos y los sufren siempre los mismos muchos.Esta es la realidad, el resto utopías.