Cuando he manifestado en más de una ocasión que soy incapaz de dar importancia a nada, no es para adoptar una pose elitista o snob, ni siquiera para llamar la atención. Es que lo siento así, porque realmente nada tiene importancia. Si haces lo que puedes hacer no tiene ninguna, y además tampoco la harás. Otra cosa sería que se sentara uno ante un piano y interpretara Mozart, sin saber tocarlo, eso si tendría importancia, pero el resto de cosas simplemente pasan. Tenemos hijos que más o menos criamos como lo hace cualquier animal y más o menos amamos y hacemos una serie de hábitos programados de manera rutinaria, pero no evolucionamos y seguimos reiterando constantemente errores uno tras otro. Cuando digo que somos un error de la naturaleza lo digo en serio, no por epatar, y sólo hay que dar un vistazo aunque sea superficial a algunas de las maldades que hemos hecho últimamente para constatarlo.

El mismo día que el Barça ganó la liga, sucedía el devastador terremoto de Lorca, pero las portadas de algunos diarios del día siguiente daban prioridad al Barça, dejando Lorca en segundo plano.

Hay gente reunida este fin de semana para hablar de traducir la poesía, cuando cualquiera sabe que no debería traducirse, que al hacerlo, precisamente lo primero que se pierde es la poesía.

También tenemos esta especie extraña, nauseabunda, hipócrita, cobarde y vergonzante de una serie de políticos pidiendo a la gente que los vote para hacer de alcaldes de su pueblo, villa o ciudad. . . . Y mirad, esto, ser alcalde de tu pueblo, villa o ciudad si podría tener una cierta importancia, pero como con la honestidad por bandera nadie aceptaría este encargo, consciente de que no lo podría llevar a cabo, tampoco tiene ninguna de importancia, al saber que quienes saldrán elegidos en el mejor de los casos presuntamente robarán poco y no lo harán del todo mal.

Me cuesta escribir o decir Llorca, del mismo modo que me cuesta escribir o decir Saragossa, quizá porque si aquí pedimos que se diga Lleida o Girona, posiblemente y para ser coherentes también deberíamos decir Zaragoza o Lorca. Población esta de Lorca donde la primera vez que pasé hace ya muchos años, a la entrada a mano izquierda había una funeraria que se llamaba "el último viaje", y donde por cierto, no a la Funeraria, sino en Lorca , se ve que ha dicho el Ministro Rubalcaba que se deberán revisar los protocolos de construcción de viviendas por estar en zona sísmica de riesgo, aspecto que de hecho ya estaba contemplado pero que la mayoría de constructores murcianos se pasaron por el forro, ahorrando gastos de construcción. Pero que nadie se alarme, se continuará construyendo igual de mal, que estamos en España y aquí a listillos i pícaros nadie nos gana, - porque tenemos que gastar más dinero en seguridad a la hora de construir si en Murcia hace años que no hay terremotos -, se debían decir y continuarán diciéndose, de tal manera que dentro de unos años habrá otro terremoto, las casas volverán a caer y el ministro de turno, volverá a decir que se deben tomar medidas.

El premio Nobel de la Paz ha ordenado el asesinato de una persona y todavía se jacta, diciendo que quienes le reprochan deberían ir al psiquiatra, y más de medio mundo hierve de guerras, semi-guerras, miseria, hambre y dolor, en una reiteración que somos incapaces de superar, tan modernos y civilizados que nos creemos.

Todo ello es un paisaje muy decepcionante, un páramo, y para más inri estoy viendo - bien, escuchando - el festival de Eurovisión, que no está mal también, más o menos a la misma hora que el Sr.. Dominique Strauss Kahn, el máximo responsable del FMI pretendía violar a una mujer del servicio de un hotel que cuesta 3.000 dólares cada noche en Nueva York, de donde huyó olvidándose el móvil. Y hablando de políticos, de estulticia y municipales, que mal lo deben haber hecho los socialistas valencianos para que Camps aumente aún el sentido del voto para él, o mejor dicho, para los suyos. 
Todo ello, como diría Forges. . . País!