EL ECLIPSE DE UN DIOS INEXISTENTE

Dice Ratzinger que hay un eclipse de Dios, y dice más tonterías en su línea. Este usurpador, falso representante en la Tierra de un Dios inexistente, no sabe en el mundo que vive ni en qué época. Será el síndrome del Vaticano que le afecta, o es que de hecho los Papas ya toman su función afectados. No entiendo tampoco el seguimiento mediático que se hace al hombrecillo, sobre todo si este nuestro es realmente un estado laico. Incluso me llega a preocupar la salud mental de la gente que lo va a ver. Aquella gente, o ha tomado algo o no toca del todo, son una mezcla extraña y amorfa. No son en principio peligrosos, pero por si acaso cuando menos contacto mejor, que el integrismo siempre suele ser pernicioso.

Yo me considero ateo, pero a lo largo de mi vida he tenido que ver o sufrir muchas imposiciones del cristianismo. Me bautizaron sin mi consentimiento y me pusieron el nombre de un santo al que se ve le gustaban los animales. Las monjas paulas de la Casa de la Caridad nos hacían rezar y rezar el rosario cada tarde. Hice la comunión dos veces en Sabadell y Sant Feliu de Codines, y encima una cura con una sotana inmensa me sometió a una humillación muy poco cristiana y si cruelmente pedófila, sólo que yo no lo sabía en aquellos tiempos.

Me han bombardeado con Santos en las calles, más de una Virgen (pensaba que sólo había una y que encima no era virgen), Obispos, Arzobispos, Santos y más especímenes variados. Han decidido qué moral y qué ética deba tener, a quien tengo que adorar y respetar, y a quien tengo que dar mi granito de arena.

En nombre de este dios inexistente y maldito, censuraron pensamiento, palabra y obra y en nombre de él se ha matado y aniquilado con total impunidad a lo largo de más de dos mil años. Nunca ninguna secta ha sido tan nefasta para la humanidad como la iglesia Católica, apostólica y romana, y ahora se sienten ofendidos porque hay gente que está en contra de la visita del Papa a Madrid.

Y no entiendo toda esta gente que le ha ido a ver. No puede ser que crean en Dios, y menos aún en el Papa, si son mínimamente lúcidos e inteligentes, no pueden creer en toda esta mentira. Dios no ha muerto como decía Nietzsche. Simplemente, empiricamente demostrado, Dios no existe, es un invento, un ser etéreo y cruel inventado por el hombre a su imagen y semejanza para satisfacer su vanidad, para considerarse superior al resto de animales que perdidos sobreviven para nada como él en este pequeño y perdido planeta.

Y aunque piden como Sistach respeto por los cristianos, cuando la palabra respeto no está en su diccionario. Que se lo hagan mirar. Muy en la línea de la Iglesia, la tolerancia, la autocrítica y la discrepancia no salen en este diccionario, están acostumbrados a erradicarlas de raíz sin manías, y encima, en la máxima expresión del cinismo, a regañarlos a nosotros y decirnos como debemos comportarnos. Malditos sean ellos y su Dios inexistente.