El arte como simple imitación de la naturaleza, no es más que una mala copia de una imperfección casi perfecta. No tan imperfectamente perfecto, si tenemos en cuenta los millones de años que lleva la naturaleza ensayando las salidas y puestas de sol y que pocas veces le quedan bien, como observó muy acertadamente Jaume Perich. Pero es cierto que la apreciación del arte es muy subjetiva y una misma obra puede ser vista e interpretada de maneras muy diferentes.

El arte es un gran caldo de cultivo para gente que experimenta, evoluciona o se reitera repitiéndose hasta el infinito, y también para tomar conceptualmente el pelo a la gente de mucha o poca buena fe. Ya había una obra de teatro de Yasmina Reza que tocaba este tema: ARTE sobre la compra de uno de los protagonistas de un lienzo en blanco. Pero ahora, la realidad ha vuelto a superar a la ficción. El polifacético actor James Franco vuelve lo que toca en oro, pero pocos hubieran imaginado que él y una pareja de artistas conceptuales podrían vender una obra de arte invisible, hecha, literalmente, de aire por 10.000 dólares.

El aire que estás comprando es como un tanque con una cantidad ilimitada de oxígeno. Allí donde estés siempre podrás respirar el aire más delicioso y puro que la tierra puede producir. Cada respiro te da una paz infinita y salud. Puedes llevar esta obra de arte siempre contigo para que así allá donde estés podrás imaginar respirando el aire más limpio de la cima de las montañas, campos o del océano.

La modelo, actriz y productora de páginas web estadounidense Aimee Davison compró esta instalación invisible, "Aire puro", por 10.000 dólares que pedían, con el objetivo de "apoyar el arte que está naciendo en las redes sociales ". Y no ha sido la única, una coleccionista de Detroit compró la escultura invisible "Piedra dorada" por mil dólares. Ambas compradoras recibieron una tarjeta con la descripción detallada de la obra de arte no visible y un certificado de autenticidad.

Los padres del invento son James Franco, el actor de moda, y la pareja de artistas del Village neoyorquino Brainard y Delia Carey, más conocidos como Praxis, que se han propuesto fundar el Museo de Arte No Visible (MONA en sus siglas en inglés, Museum of Non Visible Arte). Para financiar el proyecto, vienen por internet obras de arte invisibles-instalaciones, esculturas, cuadros, fotografías, películas e incluso partituras musicales-por precios que oscilan entre los 10.000 dólares y los 20.000.

Yo tenía un conocido que venía por la costa en los años 70's unas botellitas muy decoradas con motivos de manolas, toreros o toros que se llamaba AIRE DE ESPAÑA, al abrir la botella se notaba un olor a perfume que desaparecía en seguida y después nada, y venía muchas. De hecho, Franco y sus socios no han inventado nada, los cuadros de Tàpies son también invisibles o no visibles (que vendria a ser lo mismo) y bién que los vende, o se los compran y como él, otros ilustres cagabandúrrias esquiladores de nucas ignorantes o epatatanes.