A pesar de la comunión de Chabrol, Truffaut y Godard, hay películas que envejecen mal, en el caso de Truffaut es ya la segunda (véase Farenheit 451º). Ayer vi un poco por casualidad, una película que ya veo envejecerá bien, posiblemente porque está muy bien hecha "no habra paz para los malvados". Quizás no basta con 'Cahiers du cinéma' y nouvelle vague, hay que saber hacer cine que perdure, y, sinceramente, tanto que me impresionó á bout de souffle en su momento, y ahora la encuentro muy desfasada, mal hecha y peor interpretada, sólo queda la intemporalidad de la belleza de Jean Seberg. Quizá ha llegado el momento de que caigan algunos mitos.