"Reconozco que me costó comprender a los homosexuales, aunque todavía no acabo de entenderlos, como le pasa a mucha gente heterosexual, aunque no lo dice, puesto que no es ciudadanamente correcto. Dicho esto, no siento ningún orgullo por ser heterosexual, como no lo sentiría si fuera bisexual, transexual u homosexual, uno es el que es y poco más puede hacer, salvo, eso sí, de aceptarse como es, y que lo acepten los demás.
Ahora, lo que si no entiendo, ni comprendo, ni comparto es estos carnavales del orgullo gay en que se disfrazan con calzoncillos marcando paquete, o de gladiadores, moteros, romanos plateados y con alas, o de odaliscas con fru fru, con claras y explícitas connotaciones sexuales que no entiendo que tienen que ver con el orgullo y con ser gay. Si se quieren manifestar (ya he dicho que no lo entiendo) que vayan como va la gente por la calle, como ellos mismos normalmente por la calle, que sería una manera de demostrar su normalización que de hecho ya existe en la vida real sin problema. Porque sino con estos actos chabacana poco favor les hacen para favorecer su situación, y esta patética rúa más que el día del orgullo gay, parece la parada de los monstruos, por su anormalidad. 
Se han hecho esfuerzos para normalizar las relaciones entre unos y otros a fin de que convivir con normalidad, lejos del disparate de la represión de épocas pasadas o de los indocumentados que tildaban a los homosexuales como enfermos o como un error de la naturaleza. Esto ya se ha superado y ya lo hemos entendido, pero manifestaciones como la del orgullo gay, hacen dudar y pensar que quizás si que los gays son diferentes, o si quieren que digamos, y eso en el fondo los heterosexuales, ya lo sabemos "

"Este comentario es recuperado hace dos años, pero es que resulta que un par de años más tarde estamos donde estábamos y nada ha cambiado. Lo que si puedo decir es que hablando con algún conocido o amigo homosexual, este tipo de espectáculo no les complace mucho para no decir nada, y es que en el fondo este exhibicionismo burdo (todo hay que decirlo ) es una manera de alejarse de la normalidad que debería haber entre personas en las que el ùnica diferencia es su sexualidad"'.

Del mismo modo que los heterosexuales llevamos nuestro estado sexual con normalidad y hemos aprendido a comprender y aceptar socialmente otros tipos de sexualidad, no habría creo este tipo de actos que más que ayudar marcan unas diferencias de las que luego se quejan.