El joven ilustrador y animador Aleix Saló, convertido en un experto en traducir a dibujos las causas y consecuencias de la crisis en España, con títulos como Españistán o Simiocracia, acaba de dar un salto territorial con su nuevo libro Europesadilla. Alguien se ha comido a la clase media.
Esta entretenida obra ilustrada de pequeño formato, que DeBolsillo ha puesto en las librerías es, según explica el autor en una entrevista a Efe, "una fábula, no moralizante, pero sí de causas y consecuencias, de la identidad propia europea y de los derroteros que ha tenido su desarrollo en relación con el resto del mundo" y de cómo todo ello ha desembocado en la actual crisis.
Saló remarca que no se trata de un libro estrictamente económico, sino más bien histórico acerca de ese eurocentrismo que ha imperado en la tierra desde el Renacimiento, aunque Europesadilla se inicie en el Neolítico cuando los habitantes de los pueblos de lo que siglos más tarde se llamaría Europa eran el "Tercer mundo" para las prósperas sociedades situadas en Mesopotamia o Egipto.
Tras su sintético recorrido de 30 siglos de construcción de identidad, en 198 páginas en las que no abandona el humor, Saló se lamenta de que la actual Europa sea más deudora de la Edad Media, aquel cúmulo de reinos que únicamente se unían para combatir el islamismo, que del legado de la Roma y la Grecia Clásica.
De hecho, apunta, "europeos" fue un término utilizado por primera vez en el siglo VIII por las tropas musulmanas para denominar a los guerreros cristianos que venían del Norte, "porque nada hizo tanto por el nacimiento de una identidad europea compartida como la aparición de un enemigo común", explica.
El libro no desvela nada que no se sepa, "pero lo cuenta con una concreción que ayudará a muchos", apunta el autor sobre esta obra que sirve además de "cursillo acelerado de la jerga política y económica", sobre todo, para acercarse a la maraña de las diferentes instituciones y organismos de la UE.
"Yo mismo, hasta que no me dediqué a hacer el libro no entendí cómo funcionaba la UE", dice Saló, que ve que la unión, mercantilista tal y como está planteada, ha hundido el mito de Europa, "un gancho propagandístico para unir a la población" tras la II Guerra Mundial.
"El euro ha sido un avance mayor que la unión política, que es de chichinabo, porque cuando se han de tomar decisiones lo que pesa es la opinión de los estados", argumenta.
Pero el verdadero monstruo de la película de terror en la que está inmersa Europa, según Saló, es la eurozona, un "frankenstein" monetario que ha desestabilizado la economía, aniquilando la capacidad de los países para gestionar sus crisis y poder intentar salvar el estado de bienestar de sus habitantes.
"El euro es un experimento basado en un excesivo optimismo al unir economías tan dispares como la griega o la alemana, no sólo con una moneda, sino bajo una sola política monetaria", comenta.
El autor alaba el concepto que la sociedad alemana tiene del trabajo y el esfuerzo, pero alerta de los riesgos que provocará que la "expansiva" canciller Angela Merkel -"prueba de que un líder se hace por voluntad propia"- imponga su "modelo hegemónico" de un día para otro a los países del sur.
Saló se reunió con funcionarios comunitarios para documentarse sobre su obra, que no incluye uno de los capítulos más recientes: "el vodevil vivido en Chipre, porque en algún momento había que parar".
Europesadilla contiene muchos más textos explicativos que sus títulos anteriores y de lo investigado el dibujante se queda con una idea que precisamente no está recogida en libro, la posibilidad que le apuntaba un experto de la UE: "Al final acabará habiendo dos zonas con dos tipos de euro que funcionará a dos velocidades, será un paso intermedio para evitar la ruptura".
Saló ha demostrado además que es un "as" en las labores de autopromoción viral gracias a los vídeos de animación que él mismo realiza sobre sus libros: más de dos millones de visitas tan sólo en Youtube del corto de Simiocracia, y casi 180.000 visitas en el mismo portal para el de Europesadilla tan sólo en cuatro días.
El dibujante vendió 40.000 ejemplares de Simiciocracia (en sus ediciones en castellano y catalán) y lleva así tres libros en tres años -casi como Woody Allen, uno por año- por lo que se quiere tomar un tiempo, ya que Europesadilla, su obra más ambiciosa, le ha dejado con ciertos "achaques" y necesita un parón.
Lo que tiene claro es que quiere que el libro cruce fronteras y para ello la editorial está negociando posibles traducciones. "Me gustaría mucho llegar a más público, y por eso he hecho un libro de ámbito europeo. Tengo fe de que pueda interesar a muchas personas", afirma confiado.
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