No estoy de acuerdo con la palabra tolerar, y por lo tanto la consecuencia de su aplicación, se tolera sólo por educación aquello que se detesta o no entiende, que vendría a ser como una caridad mal entendida y peor aplicada, muy en la línea populista y falsamente piadosa de muchos cristianos viejos. Por lo tanto aparco en un rincón de la memoria la palabra tolerancia y saco a pasear, conocimiento mutuo, comprensión, mestizaje y complicidad. Y es que, esta sociedad instalada en una auto satisfacción nihilista, obsesionada sólo en consumir y malgastar e ignorar todo aquello que pueda alterar su supuesta estabilidad, no está por esta labor de convivencia, y ve pasar la vida a través del televisor o la tarjeta de crédito, inmune a todo y interesada en nada, y son éstos los síntomas de la decadencia real de una sociedad, cuándo instalada entre esta auto satisfacción, pasotismo y aburrimiento, se empecina en molestarse por las pequeñas absurdidades cotidianas, perderse en mil y una tonterías, y hacer ver que no ve los problemas reales de su entorno; o dicho de otra manera, los ignora y desprecia, sean los vecinos de al lado, o los muertos de cada día en Iràn, Afganistan, Egipto o allí donde sea del tercer mundo, que siempre se le hace muy lejano. Y querría reafirmarme en el sentido que nuestra sociedad, hace ya una temporada que ha empezado a habitar permanentemente en este estado previo a la decadencia moral y ética total.
Van quedando pocos postes de madera en la ciudad de Barcelona
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Quizá sería un tema para un poeta, no lo sé.
Los postes de madera en Barcelona ciudad deben quedar contados con el dedo
de una mano y, antes que se nos pi...
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