DE MUERTES PREMATURAS


En Catalunya cada año muere el doble de gente por el hecho de suicidarse que de accidentes de automóvil. Los trenes no arrollan gente, es la gente que se tira. Antes, parecía que el suicidio estaba reservado sólo a los artistas, los creadores puros que no soportaban seguir con su existencia. Cuando se da un caso como éste vuelven los viejos fantasmas sobre la relación entre la creatividad y la autodestrucción todo en el caso de los artistas, como cuando la genialidad llevaba incorporado un chip con la condición de un alma torturada.

Esta percepción ha cambiado, y hoy en día el suicidio es considerado un acto sórdido y cobarde ante el fracaso, lejos de poder ser considerado un ejercicio de libertad personal o parte del paisaje de los torturados genios creadores o simples ciudadanos.

Y es cierto que morirse voluntariamente no es muy poético, ni está bien visto hoy en día, y antes tampoco, salvo en el caso de Ramón Cabau, que una mañana se arrodilló ante la entrada del Mercado de la Boqueria, depositó en el suelo un ramo de violetas en el suelo y se tomó un frasco de cianuro, mientras pedía perdón por las molestias que pudiera ocasionar. Ramon Cabau había sido el propietario del restaurante el Agut d'Avignon y decidió quitarse la vida. El Sr.Cabau lucía unos aristocráticos y decimonónicos bigotes y un canotier, y con esta puesta en escena se despidió de este mundo en el que no sabía vivir. Me impresionó profundamente este suicidio del Sr.Cabau, como también me impresionó el suicidio de Goytisolo aunque dicen sus más allegados que no lo fue, pero como este acto tan personal siempre se disfraza de muerte accidental, tengo mis dudas de que Goytisolo estuviese arreglando una persiana de su casa y se cayera.

El suicidio como el sexo se tabú, no se habla, no existe. Fíjáos que en el caso del ex portero del Barça Robert Enke, algunos medios no hablaban de suicidio sino de accidente, que de hecho, lo es un accidente pero no en el sentido que le quieren dar para no reconocer que una persona ha decidido quitarse la vida por propia voluntad .

Parecería que el índice más elevado de los suicidios debería ser en otoño o el invierno, pero en cambio, el ser humano que es ya una contradicción en sí mismo, es precisamente en la Primavera, cuando todo brota de viejo lo nuevo, cuando la naturaleza estalla en mil colores de la nueva savia de la vida y los animales de todo tipo y especie se aparean, va el ser humano y es cuando más decide quitarse la vida. Cioran que había hablado y teorizado mucho sobre el suicidio, murió de muerte natural en la cama a los 84 años, y en general los que hablan de suicidio no suelen llevar el acto final a cabo, aunque hay médicos que dicen que sí, que los que hablan de ello terminan llevando el acto a cabo, con excepciones como sería el caso del poeta Leopoldo María Panero, ejemplo del artista atormentado, inmerso en drogas y alcohol, ingresado en un psiquiátrico, todo un clásico que en teoría ya no habría de ser entre nosotros pero pese a lo que he dicho todavía sigue vivo.

En muchos otros casos no se llega a consumar el suicidio, tal vez porque a pesar de todos los pesares, esto de vivir es mejor que la nada que les espera a los que en un momento de ofuscación o reflexión optan por la solución definitiva. Una nada, y una cobardía hacia los que quedan aquí en este valle de lágrimas como dice el tópico. Parece que actualmente se habla un poco más abiertamente del suicidio, pero muy entre comillas, con la aprensión que nos hace hablar de estos temas que deberíamos afrontar con más naturalida. Pero aún así, siempre hay una esperanza de sobrevivir una temporada más antes de tomar esta decisión sin camino de retorno ni posibilidad de enmienda. Estoy seguro de que los suicidas en el último instante se arrepienten, sólo que ya no están a tiempo. 

Sería bueno que los Gobiernos los que tan les gusta legislar sobre la vida pública y privada de los ciudadanos, como la Obra de teatro de Alejandro Casona "Prohibido suicidarse en Primavera", prohibieran a la gente suicidarse al menos en esta época del año. No serviría para nada, pero le daría un toque poético al drama de quitarse la vida, a menudo sin necesidad real de hacerlo. Con esto de la vida, pasa como con la democracia, que no siendo un sistema perfecto es el menos imperfecto de todos, y que de hecho, si somos honestos, a menudo sucede que un problema que nos había llegado a agobiar y preocupanos mucho, suele arreglarse solo, y que quitarse la vida si no lo soluciona. En el fondo, aunque es un derecho que tenemos ya que al no consultarnos para llevarnos aquí, ya lo tenemos adquirido a decidir cuándo y cómo irnos, diría que sería aconsejable no ejercerlo, no soluciona los problemas y es un acto de valiente cobardía.

Decía Fuster que la sola cosa reprobable del suicidio es que casi siempre se trata de una muerte prematura. Y , bien mirado, ¿es que hay alguna muerte que sea realmente prematura?. Todos se mueren demasiado tarde .

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