Esta mañana de domingo, como hago desde hace 44 años salía de desayunar de casa de mi padre, el Santiago, cuando en la parte trasera de la imprenta Figuerola, en el escaparate, he visto este cuadro. Me ha fascinado, y me ha fascinado, porque sólo insinúa el paisaje, lo esboza, dejando el resto a la imaginación de quien lo contempla. Y es este el secreto de los cuadros, la insinuación del paisaje, de lo que no se puede o no se debería copiar, la naturaleza. 
Quizá por eso dejé de pintar, yo me limitaba a copiarla, o a retratarla, y olvidaba dejar lugar a la insinuación del paisaje. 

Ah! por si os puede interesar, el cuadro está en venta.


Para que os hagáis una idea de lo que quiero decir, esta es una copia del paisaje, no hay ninguna insinuación, lo copié de un calendario. Y es así como entiendo no se debe pintar un cuadro.