La lápida de la tumba en la que desde hoy reposan los restos mortales del ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez junto a los de su esposa, Amparo Illana, tiene inscritos los nombres de ambos y una frase alusiva al periodo de la historia de España que vivió al frente del Ejecutivo: "La concordia fue posible". Y se han quedado tan anchos. Sucede a menudo que las cosas son como son y no como quisiéramos que fuesen, y aquí se han invertido los términos. Suárez y concordia vendría a ser un oxímoron, no estaba la concordia en su negociado. La concordia que no existió, o bien la concordia que hubo, fue la renuncia de los perdedores de la guerra, los no franquistas, de exigir una reparación, un acto de justicia hacia los franquistas que todavía algunos de ellos o sus herederos continúan mandando y apropiándose de lo ajeno en este país sólo hay que ver muchos de los apellidos ilustres del actual poder.

"Suárez jugó a hacerse el izquierdista, a olvidar el origen de la transición y de él mismo, a dejar que el adjetivo “franquista” se convirtiera en un sambenito con el cual castigar a Fraga, dio a la oposición una legitimidad que no tenía y, por congraciarse con ella, le otorgó el despacho de títulos de demócrata y le concedió más de lo que esta pedía, incurrió constantemente en ilegalidades como las “preautonomías”, con las que imponía hechos consumados a la Constitución, fue el responsable del artículo que permite transferir competencias del estado a las autonomías y del mangoneo de la Constitución al margen de las Cortes y por dos indocumentados como Abril Martorell y Alfonso Guerra, y un largo etcétera. No fue una cuestión de ingenuidad con el PSOE y los nacionalistas, sino una mezcla de ignorancia histórica garrafal e imperdonable en un político, y de concepción de la política como un chalaneo barato y supeditación de la ley a las conveniencias políticas del momento. Lo detallo en mayor medida en La Transición de cristal y no voy a extenderme más aquí. Muchos se dieron cuenta en aquellos mismos momentos y lo criticaron, pero se vieron impotentes porque casi todas las fuerzas políticas se estaban beneficiando del chalaneo, y los medios de comunicación, con las excepciones de rigor, tenían el mismo bajo nivel que tienen ahora. Suárez salió con un margen de maniobra amplísimo después de ganar el referéndum de diciembre de 1976, gracias sobre todo al diseño de Torcuato Fernández-Miranda. Entonces se creyó un genio de la política, se sacudió la tutela de Torcuato y comenzó a navegar por su cuenta y riesgo. La cuenta y riesgo de un ambicioso ignaro y sin sentido de la historia ni del estado."

Este texto entrecomillado es del año 2010 y lo firma un tal Pío Moa. vivir para ver y ver para creer. Como dice Juliana, Suárez: 'Santo, subito!'.