Muchas personas en edad de trabajar están sin empleo a pesar de que viven en pueblos y ciudades en las que hay necesidades a cubrir. Entonces, ¿qué falta, trabajo o dinero para poder desarrollarlas? Esta disyuntiva ha sido resuelta por algunas comunidades a través de la creación de una moneda social propia, complementaria al dinero oficial, que permite a sus asociados llevar a cabo intercambios de bienes y servicios con este efectivo, ya sea en su totalidad o en una parte del valor del producto. Se trata de proyectos que buscan alternativas para crear liquidez cuando no hay y que entienden el dinero como una herramienta y no como un fin en sí mismo, por lo que evitan los sistemas especulativos y los tipos de interés.
En España ya se contabilizan más de 90 monedas sociales, algunas de las cuales tienen tanto éxito como el puma de Sevilla. En Cataluña se impulsan desde hace varios años diversas iniciativas similares, como la turuta de Vilanova y la Geltrú (Barcelona) y el eco, que se intercambia en siete pueblos del Alt Congost, entre las comarcas del Vallès Oriental y Osona. Unos proyectos que comparten, además, el objetivo de fomentar las relaciones sociales y la búsqueda de un sistema económico más humano, que está basado en la conservación del medio ambiente y en la incentivación de la producción local a través de micro créditos sin intereses.
La ventaja de este tipo de monedas sociales, es que permite poner en marcha la máquina de imprimir billetes, lo que no se puede o no dejan hacer en Bruselas con el euro y así circula más dinero, sin que la inflación se resienta. De hecho es la cuadratura del círculo. Así de sencillo, así de práctico.
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En España ya se contabilizan más de 90 monedas sociales, algunas de las cuales tienen tanto éxito como el puma de Sevilla. En Cataluña se impulsan desde hace varios años diversas iniciativas similares, como la turuta de Vilanova y la Geltrú (Barcelona) y el eco, que se intercambia en siete pueblos del Alt Congost, entre las comarcas del Vallès Oriental y Osona. Unos proyectos que comparten, además, el objetivo de fomentar las relaciones sociales y la búsqueda de un sistema económico más humano, que está basado en la conservación del medio ambiente y en la incentivación de la producción local a través de micro créditos sin intereses.
La ventaja de este tipo de monedas sociales, es que permite poner en marcha la máquina de imprimir billetes, lo que no se puede o no dejan hacer en Bruselas con el euro y así circula más dinero, sin que la inflación se resienta. De hecho es la cuadratura del círculo. Así de sencillo, así de práctico.
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