De la misma manera que el año pasado se puso de moda tirarse un cubo o balde de agua fría en la cabeza para solidarizarse y recaudar dinero para no recuerdo qué enfermedad, o ahora hay uno en que se debe saltar, y otros movimientos banales y superficiales por el estilo, que básicamente aparte de su utilidad sirven para satisfacer egos, a raiz del atentado a Charlie Hebdo (¿recordáis el día? yo no) nos ha invadido la moda del 'JE SUIS', o 'je no suis'. En cualquier reivindicación ya empieza a salir el término acuñado por un francés, pero yo diría que se utilizó ya aquí cuando la mani de Miguel Angel Blanco, o quizás era 'Todos somos'.
Ante el suicidio asistido del fiscal Nisman ya he visto gente manifestándose con parcartas de 'Yo soy Nisman', también las habían con 'Je suis Ahmed', en relación al policía musulmán ejecutado en París, y en El Periódico de ayer Joaquim M. Pujals encabezaba su escrito referido al bloguero saudi azotado con un 'todos somos también Raïf Badaui' de quien hablé hace ya unos días.
Ya me veo venir que iremos banalizando la expresión, hasta que nos olvidemos de ella y demos paso a otra, recuerdo cuando era moda llevar los 'TOI' en el coche, de hecho, cuando era moda poner pegatinas en el cristal posterior del coche, o como decía el otro día 'Es la economía, estúpido' de lo que se ha usado y abusado mucho en múltiples variantes.
Al principio os he preguntado si recordabais el día exacto del atentado a Charlie Hebdo, ya he dicho que yo no, como tampoco recuerdo qué día hablé del bloguero saudi azotado, y no es que sea despistado, bueno, de hecho si lo soy, lo que sucede es que impunemente me invaden demasiadas noticias cada día y es imposible digerirlas todas, por lo que una tapa a la otra y la siguiente a la anterior, a una velocidad de vértigo.

Tenía razón Orwell cuando decía que la verdad nos sería escondida como el trabajo que su protagonista desarrollaba en la novela en el Ministerio de la verdad, pero Huxley que ya daba por hecho esto, entendía que la verdad realmente se ahogaría en un alud de información imposible de digerir para los ciudadanos, que cada vez sabrían más sobre menos cosas, y a fe que ambos tenían mucha razón.